La figura del juez Emilio Calatayud ha sido un pilar fundamental en la justicia de menores en España durante más de cuatro décadas. Su enfoque innovador y humano ha marcado un antes y un después en la forma de tratar a los jóvenes infractores, convirtiéndolo en un referente en la materia. A lo largo de su carrera, Calatayud ha defendido la importancia de la rehabilitación y la educación en lugar de la mera sanción, lo que ha llevado a la creación de sentencias restaurativas que buscan no solo castigar, sino también reintegrar a los menores en la sociedad.
### La Importancia de la Rehabilitación en la Justicia de Menores
Desde su llegada a la jurisdicción de menores en 1988, Calatayud ha abogado por un enfoque que prioriza el bienestar y la reinserción de los jóvenes. A través de sentencias que a menudo incluyen medidas educativas, como la obligación de asistir a clases o realizar trabajos comunitarios, ha logrado que muchos de los menores que han pasado por su juzgado encuentren un camino hacia una vida más productiva y alejada del delito. “Estamos consiguiendo que el 80 por ciento de los chavales que pasan por la justicia de menores no acaben en la de adultos”, afirma Calatayud, resaltando el éxito de un sistema que busca entender las causas detrás de la conducta delictiva en lugar de simplemente castigar.
El magistrado ha sido crítico con la idea de bajar la edad de responsabilidad penal, argumentando que un niño de 12 o 13 años aún debe ser tratado como tal. Según él, la solución a los problemas de delincuencia juvenil no radica en endurecer las leyes, sino en proporcionar un entorno educativo y familiar que fomente el respeto y la responsabilidad. Calatayud ha señalado que muchos de los problemas que enfrentan los menores son el resultado de una falta de autoridad en el hogar y en las instituciones educativas, lo que lleva a una creciente desobediencia y a comportamientos delictivos.
### Desafíos y Críticas a la Legislación Actual
A pesar de sus logros, Calatayud no es ajeno a las críticas hacia el sistema judicial y educativo en España. En sus declaraciones, ha manifestado su preocupación por la falta de recursos y la escasa atención que recibe la justicia de menores en comparación con otras áreas del derecho. “En este país, los que nos dedicamos a los menores somos los menores de la sociedad”, señala, refiriéndose a la falta de apoyo y reconocimiento que enfrenta esta jurisdicción.
El juez también ha criticado la inconsistencia en la legislación, donde se permite a los menores tomar decisiones significativas, como abortar o cambiar de sexo, sin el consentimiento de sus padres, mientras que al mismo tiempo se debate la posibilidad de bajar la edad de responsabilidad penal. Esta contradicción, según Calatayud, refleja una falta de claridad y coherencia en la forma en que se aborda la juventud en el ámbito legal.
Además, ha expresado su temor de que la jurisdicción de menores pueda desaparecer si no se le otorgan los recursos y la atención que merece. “Desde 2008 no se han convocado plazas para la jurisdicción de menores”, advierte, lo que pone en riesgo la continuidad de un sistema que ha demostrado ser efectivo en la rehabilitación de jóvenes infractores.
Calatayud ha sido un defensor incansable de la necesidad de una ley educativa sólida y duradera que aborde las necesidades de los jóvenes en España. A su juicio, la falta de una legislación coherente y efectiva ha contribuido a la creciente delincuencia juvenil y a la descomposición de los valores familiares y sociales.
A lo largo de su carrera, Calatayud ha tenido que lidiar con casos difíciles y dolorosos, pero también ha experimentado momentos de satisfacción al ver a jóvenes que, tras pasar por su juzgado, han logrado cambiar sus vidas. Su enfoque ha sido siempre el de buscar soluciones que vayan más allá del castigo, promoviendo la educación y la reinserción como herramientas clave para el cambio.
La figura de Emilio Calatayud, con su estilo directo y su compromiso con la justicia, ha dejado una huella imborrable en la sociedad española. Su legado no solo se mide en las sentencias que ha dictado, sino en las vidas que ha transformado y en la conciencia que ha despertado sobre la importancia de cuidar y educar a los jóvenes. A medida que se enfrenta a su jubilación, su voz sigue siendo un llamado a la reflexión sobre cómo se debe abordar la justicia de menores en el futuro.