Las elecciones presidenciales en Rumanía han captado la atención tanto a nivel nacional como internacional, especialmente tras la anulación de los comicios de diciembre de 2024. En este contexto, el ultranacionalista George Simion y el reformista Nicușor Dan se enfrentan en una segunda vuelta que promete ser decisiva para el futuro del país. Los sondeos indican que Simion, líder del partido AUR, ha logrado capitalizar el descontento popular, mientras que Dan, un matemático y exalcalde de Bucarest, busca consolidar su posición como el candidato de la centroderecha.
La primera vuelta de las elecciones, celebrada el 18 de mayo de 2025, dejó claro que Simion es el favorito, obteniendo el 40,96% de los votos, frente al 20,99% de Dan. La dimisión del primer ministro Marcel Ciolacu, tras la eliminación de su candidato, Crin Antonescu, ha añadido un aire de incertidumbre a la situación política. La participación electoral se espera que sea alta, ya que muchos rumanos ven estas elecciones como una oportunidad crucial para decidir el rumbo del país.
### El Contexto Político y Social de Rumanía
La situación política en Rumanía es compleja, marcada por la influencia de factores externos y la polarización interna. La anulación de las elecciones de diciembre se debió a irregularidades y a la supuesta injerencia rusa, lo que ha llevado a un clima de desconfianza entre los votantes. Informes de inteligencia han señalado que Rusia intentó influir en las elecciones a favor de Calin Georgescu, un candidato que finalmente no pudo presentarse en esta segunda vuelta. Esto ha permitido a Simion, quien quedó en cuarto lugar en 2024, emerger como una figura prominente en el panorama político.
Simion ha utilizado una estrategia populista, apelando a los sentimientos de descontento de los rumanos hacia la clase política tradicional. Su partido, AUR, ha ganado adeptos entre aquellos que se sienten marginados por las políticas de los partidos establecidos. En contraste, Nicușor Dan se presenta como un candidato reformista, con un enfoque en la lucha contra la corrupción y el apoyo a Ucrania en el contexto del conflicto con Rusia. Su trayectoria política, que incluye la fundación de un partido anticorrupción, le otorga una imagen de integridad y compromiso con la transparencia.
### La Polarización del Electorado
Los sondeos de opinión han revelado una clara polarización entre los votantes de ambos candidatos. Según una encuesta de Verifield, el 38,9% de los encuestados se inclina por Simion, mientras que el 31,3% apoya a Dan. Sin embargo, la redistribución de votos de los candidatos eliminados en la primera vuelta podría jugar un papel crucial. La mayoría de los votantes de Antonescu y Elena Lasconi, ambos de partidos tradicionales, parecen preferir a Dan, lo que podría equilibrar la balanza a su favor.
La posibilidad de que Simion gane las elecciones ha generado preocupación tanto en Rumanía como en el extranjero. Analistas advierten que su victoria podría aislar al país en el ámbito internacional, erosionar la inversión privada y convertir a Rumanía en un miembro menos cooperativo de la OTAN. Cristian Pirvulescu, politólogo, ha señalado que la tendencia antioccidental está en aumento, lo que podría tener repercusiones graves para la política exterior rumana.
Por otro lado, Dan ha enfatizado la importancia de mantener relaciones sólidas con Occidente y ha prometido seguir apoyando a Ucrania. Su enfoque en la defensa y la lucha contra la corrupción resuena con un electorado que busca estabilidad y un futuro más predecible. La elección del próximo presidente no solo determinará el rumbo político de Rumanía, sino que también influirá en su posición en el contexto geopolítico europeo.
A medida que se acerca la fecha de la segunda vuelta, la atención se centra en cómo los rumanos, tanto en el país como en el extranjero, decidirán su futuro. La participación de los rumanos residentes en España, que en la primera vuelta votaron mayoritariamente por Simion, será un factor a tener en cuenta. Las elecciones del 18 de mayo se perfilan como un momento crucial en la historia reciente de Rumanía, donde el ultranacionalismo y el reformismo chocan en un escenario electoral que podría definir el futuro del país en los próximos años.