La reciente escalada del conflicto en Gaza ha puesto de manifiesto la complejidad de las relaciones entre los países árabes y la situación palestina. Mientras la comunidad internacional, en su mayoría, condena las acciones de Israel, la respuesta de los países árabes ha sido notablemente tibia. Solo Egipto, Arabia Saudí y Jordania han alzado la voz, aunque de manera moderada, en un contexto donde el silencio de otras naciones árabes resulta sorprendente. Este fenómeno puede explicarse por una serie de factores políticos, económicos y estratégicos que influyen en la postura de estos países.
### La Relación entre la Política Árabe y la Causa Palestina
La falta de una respuesta contundente por parte de la mayoría de los países árabes se puede atribuir a su dependencia de Estados Unidos. Muchos de estos estados reciben ayuda militar y económica de Washington, lo que les lleva a adoptar una postura cautelosa en relación con el conflicto israelí-palestino. La posibilidad de que la gobernación de Gaza sea transferida a países árabes, como sugiere el plan de Netanyahu, es un tema delicado. Ninguna nación árabe desea ser vista como un representante de Israel, lo que complica aún más su posición.
A pesar de las condenas verbales a la violencia en Gaza, las acciones concretas han sido limitadas. Por ejemplo, Arabia Saudí ha suspendido el proceso de adhesión a los Acuerdos de Abraham, pero no ha roto relaciones diplomáticas con Israel. Egipto, por su parte, ha rechazado nombrar un nuevo embajador en Tel Aviv, pero no ha tomado medidas más drásticas. Esta ambigüedad refleja una profunda división entre las élites políticas árabes y sus poblaciones, que están mucho más movilizadas en apoyo a la causa palestina.
La situación se complica aún más por el hecho de que algunos líderes árabes pueden ver la eliminación de Hamás, un grupo vinculado a los Hermanos Musulmanes, como una oportunidad. Aunque no lo reconozcan abiertamente, la amenaza islamista que representa Hamás preocupa a varios gobiernos árabes. Esto ha llevado a que, en lugar de apoyar abiertamente a los palestinos, algunos países insten a Hamás a desarmarse y a dejar la gobernanza en manos de la Autoridad Palestina.
### Intereses Económicos y la Liga Árabe
Los intereses económicos también juegan un papel crucial en la respuesta árabe al conflicto. Recientemente, Israel firmó un acuerdo histórico de exportación de gas natural con Egipto, valorado en hasta 35.000 millones de dólares. Este acuerdo es vital para Egipto, que depende en gran medida del gas israelí para satisfacer su demanda energética. La necesidad de mantener relaciones económicas estables puede influir en la decisión de Egipto de no adoptar una postura más agresiva contra Israel.
Además, la Liga Árabe ha mostrado una falta de consenso en su respuesta al conflicto. A finales de 2024, durante una cumbre en Riad, los miembros de la Liga y de la Organización para la Cooperación Islámica (OCI) no lograron acordar un curso de acción unificado. Aunque se condenó el “asesinato sistemático de civiles en Gaza”, las diferencias entre los países miembros impidieron una respuesta efectiva. La reconstrucción de Gaza y el regreso de la Autoridad Palestina fueron temas discutidos, pero la marginación de Hamás fue un punto de desacuerdo.
La opinión pública en muchos países árabes está profundamente movilizada en apoyo a los palestinos, incluso en aquellos que han normalizado relaciones con Israel. Sin embargo, los líderes árabes parecen preferir la cautela, temerosos de desestabilizar sus regímenes o de perder el apoyo de Estados Unidos. Esto ha llevado a que, en muchos casos, los verdaderos defensores de la causa palestina sean grupos armados como Hamás y Hizbolá, que pueden actuar sin las restricciones que enfrentan los gobiernos árabes.
La situación actual en Gaza y la respuesta árabe a la crisis reflejan una compleja intersección de política, economía y opinión pública. Mientras las poblaciones árabes claman por una respuesta más firme en apoyo a los palestinos, sus líderes parecen atrapados entre la necesidad de mantener relaciones internacionales y la presión interna por actuar. Esta dinámica continuará influyendo en la evolución del conflicto y en la postura de los países árabes en el futuro.