La Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) ha confirmado que la ola de calor que afectó a España entre el 3 y el 18 de agosto de 2025 ha sido la más intensa desde que se tienen registros, con una anomalía de 4,6 grados centígrados. Este fenómeno ha marcado un hito en la historia climática del país, ya que se han registrado los diez días consecutivos más cálidos desde al menos 1950. La situación climática actual no solo es alarmante, sino que también plantea serias preguntas sobre el futuro del clima en la región mediterránea.
La ola de calor de agosto de 2025 ha sido un evento extremo que ha dejado huella en la memoria colectiva de los españoles. La AEMET ha señalado que este verano se perfila como uno de los más cálidos de la serie histórica, empatando con el de 2022, que ostenta el récord. La intensidad de esta ola se mide a través de la anomalía de la ola, un parámetro que cuantifica la desviación de las temperaturas máximas respecto a los umbrales establecidos para considerar un evento como ola de calor. En este caso, la anomalía de 4,6 grados ha superado la de julio de 2022, que era de 4,5 grados.
Desde 1975, se han registrado un total de 77 olas de calor en la Península y Baleares. De estas, seis han tenido una anomalía de 4 grados o más, y cinco de ellas han ocurrido desde 2019. Este dato es revelador y sugiere que el fenómeno de las olas de calor está aumentando en frecuencia e intensidad, lo que podría ser un indicativo claro del cambio climático en acción.
La ola de calor de agosto no solo ha afectado a las temperaturas, sino que también ha tenido un impacto significativo en el medio ambiente y la salud pública. Los incendios forestales han sido una de las consecuencias más visibles de este calor extremo. Por ejemplo, un incendio en las afueras de Granada ha puesto en alerta a la capital y a localidades cercanas, mientras que otro incendio en Porto, Zamora, ha obligado al desalojo de varias localidades. Estos eventos son un recordatorio de que el cambio climático no solo afecta las temperaturas, sino que también tiene un impacto directo en la seguridad y el bienestar de las comunidades.
El periodo del 1 al 30 de agosto de 2025 ha sido el más cálido desde 1961, y los primeros 20 días de este mes han sido los más cálidos desde al menos 1961 en todo el país. La AEMET ha destacado que el periodo comprendido entre el 8 y el 17 de agosto fue el conjunto de diez días más cálido desde 1950. Con estos datos, la agencia anticipa que este verano será, con casi total seguridad, uno de los dos más cálidos de la serie histórica, empatando con el de 2022.
En un análisis más amplio, la AEMET ha observado que la temperatura media en España ha aumentado 1,69 grados centígrados entre 1961 y 2024. Este aumento en las temperaturas ha llevado a un incremento en la duración, extensión e intensidad de las olas de calor. Cada vez es más común registrar episodios de temperaturas extremadamente altas, tanto diurnas como nocturnas. Según el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático, se estima que los veranos en la región mediterránea a mediados del siglo XXI podrían ser hasta 2 grados más cálidos que los del periodo 1981-2020. La AEMET ha alertado que los veranos de 2022 y 2025 ya están al nivel de esos veranos previstos para mediados de siglo.
La creciente frecuencia de olas de calor extremas plantea un desafío urgente para la sociedad. La AEMET ha señalado que cuatro de las cinco olas de calor más intensas han ocurrido desde 2019, lo que no es una coincidencia. Aunque no todos los veranos serán necesariamente más cálidos que el anterior, la tendencia hacia veranos más extremos es innegable. En este contexto, la adaptación y mitigación del cambio climático se presentan como las claves para enfrentar estos desafíos.
La situación actual exige una respuesta coordinada y efectiva por parte de los gobiernos, las comunidades y los individuos. Es fundamental implementar políticas que promuevan la sostenibilidad y reduzcan las emisiones de gases de efecto invernadero. La educación y la concienciación sobre el cambio climático son igualmente esenciales para preparar a la población ante futuros eventos climáticos extremos. La ola de calor de agosto de 2025 es un claro recordatorio de que el cambio climático es una realidad que ya está afectando nuestras vidas y que requiere acción inmediata para proteger nuestro futuro.