La libertad religiosa, un derecho fundamental reconocido a nivel internacional, se encuentra en un estado crítico en diversas partes del mundo. Según el último informe de la Fundación Pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada, más de 5.400 millones de personas, lo que equivale al 64,7% de la población mundial, viven en países donde este derecho está severamente restringido. Este estudio, que abarca 196 naciones, revela que dos tercios de la humanidad sufren persecución o discriminación por motivos religiosos, lo que plantea serias preocupaciones sobre el futuro de la libertad de culto a nivel global.
El informe destaca que 62 países presentan violaciones graves de la libertad religiosa, con 24 de ellos enfrentando persecución directa. Entre las naciones más afectadas se encuentran China, India, Nigeria y Corea del Norte, que concentran a más de 4.100 millones de personas que viven bajo condiciones de represión religiosa. En estos lugares, las violaciones incluyen violencia, arrestos y otras formas de represión sistemática. La situación ha empeorado en el 75% de estos países desde el informe anterior, lo que indica una tendencia alarmante hacia un aumento de la intolerancia y la represión.
### Las Fuerzas que Amenazan la Libertad Religiosa
El informe identifica tres fuerzas principales que alimentan la represión de la libertad religiosa: el autoritarismo político, el yihadismo y el nacionalismo religioso. El autoritarismo se presenta como la mayor amenaza, con regímenes como los de China, Irán y Nicaragua utilizando mecanismos legales y burocráticos para suprimir la vida religiosa. En 19 países, el autoritarismo es la causa principal de la persecución, mientras que en otros 33 sostiene patrones de discriminación.
El yihadismo, por su parte, ha evolucionado desde el colapso del Estado Islámico en 2019, adoptando estrategias descentralizadas que han permitido a grupos islamistas expandir su influencia en África y Asia. Estos grupos han aprovechado la debilidad de los gobiernos locales para llevar a cabo ataques sistemáticos contra comunidades cristianas y musulmanas que no se alinean con su ideología extremista. El informe menciona a organizaciones como Jama’at Nusrat ul-Islam wa al-Muslimin y el Estado Islámico de la Provincia del Sahel como actores clave en esta expansión de la violencia.
Además, el documento subraya que las guerras y conflictos armados han convertido a la religión en una víctima más de la guerra. Desde Ucrania hasta Gaza, las comunidades de fe sufren desplazamientos masivos y destrucción de templos. En el Sahel africano, la violencia islamista ha desarraigado comunidades enteras, mientras que en Nigeria, grupos como Boko Haram han atacado sistemáticamente a templos y clérigos. La guerra entre Israel y Hamás ha exacerbado los delitos de odio en Occidente, con un aumento significativo en los actos antisemitas y antimusulmanes.
### La Exportación del Autoritarismo y sus Consecuencias
El informe también aborda la exportación del modelo cubano de control político y religioso a otros países de Iberoamérica, como Venezuela y Nicaragua. Este modelo se caracteriza por la subordinación de las iglesias al Estado y la creación de una “Iglesia pro-gobierno” que legitima el poder. En Nicaragua, el gobierno de Ortega ha llevado a cabo una represión ideológica y estructural, expulsando a clérigos y confiscando propiedades de la Iglesia. Esta represión ha resultado en una crisis migratoria sin precedentes, con millones de personas huyendo de la persecución religiosa.
En otras partes del mundo, la tecnología se ha convertido en una herramienta de represión. En China, nuevas leyes obligan a las confesiones religiosas a alinearse con los valores socialistas, mientras que en Corea del Norte se mantiene una prohibición total de manifestaciones religiosas. La inteligencia artificial se utiliza para identificar y criminalizar a creyentes, lo que convierte la fe en una amenaza a la seguridad en varios países.
El informe también destaca el impacto de la persecución religiosa en la migración global, con más de 123 millones de personas desplazadas por motivos de fe. En África, millones han huido de ataques yihadistas, y en Oriente Medio, la presencia cristiana ha disminuido drásticamente. Las mujeres y niñas de minorías religiosas enfrentan una vulnerabilidad adicional, siendo víctimas de secuestros y matrimonios forzados en varios países.
A pesar de este panorama desolador, el informe resalta la resiliencia de las comunidades religiosas perseguidas, que continúan actuando como agentes de paz y ayuda humanitaria. La educación se presenta como una herramienta clave para combatir la intolerancia y fomentar el respeto entre diferentes convicciones. El informe concluye que donde florece la libertad religiosa, también se fortalecen la paz, la justicia y la dignidad humana.