En las calles de Ceuta, la realidad de las personas sin hogar se ha convertido en un tema que, aunque presente, parece pasar desapercibido para muchos. Halima Ahmed, portavoz de la ONG Luna Blanca, ha compartido su experiencia y la de los usuarios del proyecto TECTUM, que busca brindar apoyo a aquellos que viven en la calle. A través de su trabajo, se ha evidenciado cómo la sociedad tiende a normalizar la situación de las personas sin hogar, convirtiéndolas en invisibles ante los ojos de los transeúntes.
### La Normalización de la Invisibilidad
Un paseo por la zona de la ermita en la Almadraba revela una realidad que muchos prefieren ignorar. A menudo, los ceutíes transitan por este camino sin detenerse a preguntar cómo están aquellos que han encontrado en la calle su hogar. Halima Ahmed destaca que, a pesar de que muchas personas pasan cerca de ellos, rara vez se detienen a ofrecer una palabra de aliento o ayuda. Esta falta de interacción contribuye a la normalización de la invisibilidad de estas personas, quienes, a pesar de su situación, tienen historias y luchas que contar.
El proyecto TECTUM, que comenzó en enero de 2024, ha sido un rayo de esperanza para algunos. Halima menciona casos de superación, como el de una mujer que logró dejar atrás su adicción y ahora tiene un trabajo y un lugar donde vivir. Sin embargo, el camino hacia la recuperación es arduo y no todos los usuarios del programa han tenido la misma suerte. Actualmente, el proyecto apoya a doce personas, la mayoría hombres, con edades que oscilan entre los 20 y los 70 años. Cada uno de ellos lleva consigo una historia única que los ha llevado a esta situación.
### El Desafío de la Confianza
La labor de Luna Blanca no es sencilla. Muchos de los beneficiarios enfrentan adicciones o problemas de salud mental, lo que dificulta la creación de un vínculo de confianza. Halima explica que, al principio, muchos rechazan la ayuda, pero tras unos minutos de conversación, suelen abrirse y compartir sus historias. Sin embargo, hay quienes se niegan a recibir apoyo, lo que plantea un desafío adicional para los voluntarios.
La reciente licitación de un albergue para personas sin hogar en Ceuta ha sido recibida con optimismo. Halima señala que tener un lugar donde pernoctar es un paso positivo, ya que actualmente muchos duermen en la playa o debajo de puentes, utilizando cartones como refugio. La ONG ha estado trabajando arduamente para llevar alimentos y ropa a aquellos que se encuentran en situaciones precarias, y la posibilidad de un albergue representa una oportunidad para mejorar la calidad de vida de estas personas.
Los miembros de Luna Blanca se enteran de los casos a través de servicios sociales o de ciudadanos que informan sobre la presencia de personas en situación de calle. Halima hace un llamado a la comunidad para que se involucren y contacten a la ONG si observan a alguien que necesite ayuda. La organización ofrece una variedad de servicios, que incluyen ropa, alimentos, atención médica básica y talleres de capacitación laboral. Estos talleres son fundamentales para ayudar a los usuarios a adquirir habilidades que les permitan reintegrarse al mercado laboral.
La educación es un aspecto clave en el trabajo de Luna Blanca. Halima menciona que muchos de los beneficiarios están interesados en aprender a utilizar teléfonos móviles, consultar correos electrónicos y preparar currículums. Además, la ONG proporciona asesoramiento para realizar trámites burocráticos, como la obtención del DNI, que a menudo se pierde o es robado en la calle.
La experiencia de Halima con los usuarios de Luna Blanca ha sido enriquecedora. Ella describe a estas personas como una fuente de lecciones de vida, destacando su resiliencia y su deseo de salir adelante. A pesar de las adversidades, muchos de ellos están dispuestos a luchar por un futuro mejor. La labor de la ONG no solo se centra en proporcionar asistencia, sino también en empoderar a estas personas para que tomen el control de sus vidas y busquen oportunidades de cambio.
La situación de las personas sin hogar en Ceuta es un recordatorio de la necesidad de empatía y acción por parte de la sociedad. La invisibilidad de estas personas no debe ser aceptada como una norma, sino que debe ser confrontada con compasión y solidaridad. La labor de organizaciones como Luna Blanca es crucial para brindar apoyo y esperanza a quienes más lo necesitan, y es responsabilidad de todos contribuir a la visibilidad y dignidad de estas vidas.