La situación de la enfermería en España se ha convertido en un tema de preocupación creciente, especialmente en un contexto donde cada vez más profesionales deciden abandonar el país en busca de mejores oportunidades laborales y condiciones de vida. Este fenómeno, conocido como la “fuga de cerebros”, está afectando gravemente al sistema sanitario español, que ya enfrenta una escasez alarmante de enfermeras.
**Motivos de la Migración de Enfermeras**
Una de las historias más representativas de esta tendencia es la de Rosalía Ginés, quien decidió dejar España en 2019 después de haber trabajado como enfermera en la Comunidad de Madrid. A pesar de tener una plaza fija y experiencia en el sector, Ginés optó por mudarse a Estados Unidos, donde los salarios son significativamente más altos. En el país norteamericano, una enfermera registrada puede ganar entre 85,000 y 95,000 dólares al año, mientras que en España, el salario promedio oscila entre 27,000 y 35,000 euros brutos en el sistema público.
Los motivos que llevan a las enfermeras a abandonar España son diversos. Ginés menciona la posibilidad de conciliar mejor la vida laboral y personal, la amplia oferta de trabajo y las oportunidades de crecimiento profesional. Además, la diferencia salarial es un factor determinante. Con un entorno laboral más favorable y salarios competitivos, muchos profesionales ven en el extranjero una opción más atractiva.
El Consejo General de Enfermería (CGE) ha advertido que, en el primer semestre de 2025, más de 1,000 enfermeras han solicitado salir del país, una cifra que podría alcanzar un récord a finales de año. Esta tendencia no es nueva; en 2023 y 2024, las cifras de enfermeras que decidieron emigrar fueron de 1,473 y 1,350, respectivamente. A pesar de las políticas restrictivas de inmigración en algunos países, como Estados Unidos, la demanda de enfermeras sigue siendo alta, lo que facilita la migración de estos profesionales.
**Impacto en el Sistema Sanitario Español**
La fuga de enfermeras no solo afecta a los profesionales que deciden marcharse, sino que también tiene un impacto directo en el sistema sanitario español. Actualmente, se estima que hay una falta de 123,000 enfermeras en el país, una cifra que supera las estimaciones del Ministerio de Sanidad. Esta escasez se traduce en una proporción de 6.36 enfermeras por cada 1,000 habitantes, muy por debajo de la media europea, que es de 8.83 enfermeras por cada 1,000 habitantes.
El CGE ha alertado sobre la situación crítica que se vivirá en los meses de verano, cuando muchos profesionales fijos se ausentan por vacaciones, dejando a los centros sanitarios con una capacidad de atención mermada. La falta de enfermeras no solo afecta la calidad del servicio, sino que también incrementa el riesgo de complicaciones en los pacientes. Un estudio de la Universidad de Southampton indica que la escasez de enfermeras puede aumentar el riesgo de muerte en un 8% durante los primeros cinco días de ingreso hospitalario.
Además, el coste de esta situación es significativo. Se estima que cada día de escasez de enfermeras puede requerir una inversión de 232 euros por ingreso para evitar complicaciones y muertes, lo que podría salvar hasta 6,527 vidas al año. Sin embargo, el sistema sanitario español parece no estar tomando las medidas necesarias para abordar esta crisis.
La situación se complica aún más con la reciente movilización de enfermeras y fisioterapeutas en varias comunidades autónomas, quienes han expresado su indignación por los recortes salariales que han sufrido en sus pagas extraordinarias. Desde 2010, se estima que han perdido alrededor de 11,000 euros en salarios, lo que ha llevado a muchos a cuestionar su futuro en la profesión.
El CGE ha enfatizado que sin enfermeras no hay salud, y que es urgente actuar para revertir esta tendencia. La falta de inversión en el sector y la precariedad laboral están llevando a muchos profesionales a buscar oportunidades en el extranjero, lo que podría tener consecuencias devastadoras para el sistema sanitario español en el futuro.
La fuga de enfermeras es un fenómeno que no solo afecta a los profesionales que deciden marcharse, sino que también pone en riesgo la salud de la población. Con un sistema sanitario ya debilitado, es fundamental que se tomen medidas efectivas para retener a estos profesionales y mejorar las condiciones laborales en España. La salud de la población depende de ello.