La Global Sumud Flotilla (GSF) ha hecho un llamado urgente a la comunidad internacional, solicitando “escolta marítima y observadores diplomáticos” tras una serie de ataques que han puesto en riesgo la seguridad de sus embarcaciones en aguas internacionales. Este incidente ha generado una creciente preocupación, no solo por la seguridad de los activistas a bordo, sino también por las implicaciones más amplias que estos ataques tienen en el contexto del conflicto en Gaza.
La GSF, compuesta por decenas de barcos y cientos de activistas de diversas nacionalidades, se encuentra en una misión humanitaria destinada a abrir un corredor marítimo hacia Gaza. Sin embargo, en la madrugada del miércoles, la flotilla reportó haber sufrido al menos trece explosiones y el lanzamiento de objetos no identificados, lo que ha llevado a sus miembros a expresar su temor por la seguridad de todos los involucrados.
### Testimonios de los Activistas
Uno de los testimonios más impactantes proviene de Juan Bordera, un diputado español que se encuentra a bordo del barco Sirius. Bordera relató que estuvo de guardia hasta las cinco de la mañana, presenciando en directo varias explosiones. “La sensación de ver una bomba y saber que en los barcos atacados hay amigos tuyos es aterradora”, comentó. Además, destacó que al menos dos embarcaciones han sufrido daños significativos, lo que ha intensificado la sensación de vulnerabilidad entre los activistas.
La GSF ha denunciado que estos ataques parecen tener como objetivo amedrentar a los participantes de la misión humanitaria, sin intención de causar heridos o hundir barcos. Sin embargo, la incertidumbre y el miedo son palpables entre los activistas, quienes han solicitado a los países que prometieron proteger la flotilla que actúen de manera efectiva. Bordera cuestionó la falta de respuesta de los gobiernos, preguntando: “¿Dónde están esos países? ¿Qué medidas concretas van a tomar?”.
### Reacciones Internacionales y Promesas de Protección
En respuesta a la creciente preocupación por la seguridad de la GSF, un grupo de 16 países, incluidos España, Turquía y Brasil, emitió un comunicado conjunto la semana pasada. En este documento, expresaron su preocupación por la seguridad de la flotilla y advirtieron que cualquier ataque ilegal por parte de Israel en aguas internacionales podría resultar en consecuencias legales. Este grupo de naciones ha instado a Israel a permitir la entrega de ayuda humanitaria a Gaza, subrayando que cualquier acción militar contra la flotilla sería considerada un crimen de guerra.
A pesar de estas promesas de apoyo, la GSF ha manifestado su frustración por la falta de acción concreta. La flotilla ha cifrado en al menos trece las explosiones que han afectado a sus embarcaciones, lo que ha llevado a una interrupción generalizada de las comunicaciones. En un comunicado, la GSF afirmó que más de 15 drones de baja altitud han sobrevolado su embarcación Alma, apareciendo aproximadamente cada diez minutos, lo que ha intensificado la sensación de amenaza.
El eurodiputado Jaume Asens ha instado al gobierno español a solicitar la activación de la Agencia de Seguridad Marítima de la Unión Europea (EMSA) para proteger a los ciudadanos españoles a bordo y documentar cualquier agresión. Asens argumentó que este registro sería crucial para cualquier investigación futura sobre crímenes de guerra.
### La Respuesta de Israel y la Denuncia de Desinformación
Por su parte, Israel ha intensificado su retórica contra la flotilla, acusándola de estar vinculada a Hamás. Las autoridades israelíes han solicitado que la ayuda humanitaria sea llevada al puerto de Ashkelon, prometiendo que llegará a Gaza, a pesar de que informes de Naciones Unidas indican que Israel es responsable de bloquear la entrada de alimentos y suministros a la región, lo que ha llevado a una crisis humanitaria.
Israel ha advertido que no permitirá que la flotilla entre en una zona de combate activo y que tomará las medidas necesarias para impedir cualquier violación del bloqueo naval. Sin embargo, la GSF ha calificado estas afirmaciones como parte de una “campaña de intimidación y desinformación” destinada a desacreditar su misión humanitaria. En su defensa, la flotilla ha recordado que el Derecho Internacional protege a los civiles involucrados en misiones humanitarias, y cualquier ataque contra ellos sería considerado un crimen de lesa humanidad.
Mientras la situación se desarrolla, la GSF ha instado a todos los Estados Miembros de la ONU a incluir los ataques a la flotilla en la agenda de la Asamblea General y a adoptar una resolución que aborde estas graves violaciones. La flotilla ha reafirmado su compromiso de continuar con su misión, asegurando que su determinación es más fuerte que nunca y que no se dejarán intimidar por las amenazas.