En los últimos años, la extrema derecha ha ganado terreno en varios países europeos, utilizando tácticas de movilización y propaganda que han llevado a disturbios y manifestaciones racistas. Uno de los ejemplos más recientes se ha visto en Torre Pacheco, España, donde la agitación provocada por grupos ultraderechistas ha puesto de manifiesto la creciente normalización de discursos xenófobos y violentos. Este fenómeno no es aislado, sino parte de una estrategia más amplia que busca internacionalizar el miedo y la inseguridad en torno a la migración.
La situación en Torre Pacheco se ha convertido en un campo de batalla simbólico para la extrema derecha, que ha utilizado la localidad murciana como un laboratorio para probar su capacidad de movilización. La narrativa que rodea a los migrantes ha sido manipulada para presentarles como una amenaza, lo que ha llevado a episodios de violencia y disturbios. La participación de partidos como Vox, que ha capitalizado el descontento social, ha sido crucial en este proceso. Vox ha logrado posicionarse como el principal portavoz de un discurso que criminaliza a los migrantes, y su influencia se ha visto reforzada por el apoyo de otros partidos de derecha, como el PP, que buscan atraer a un electorado más radical.
### La Propaganda y la Coordinación Internacional de la Extrema Derecha
La estrategia de la extrema derecha no se limita a las fronteras nacionales. Grupos como Deport Them Now han utilizado las redes sociales para convocar a manifestaciones y promover la violencia contra los migrantes. Esta organización, aunque relativamente nueva, ha demostrado cómo la tecnología puede ser utilizada para amplificar el odio. A través de plataformas como Telegram, han difundido mensajes incendiarios y han llamado a la acción directa, lo que ha llevado a disturbios en varias localidades.
La coordinación entre grupos de extrema derecha en diferentes países es otro aspecto preocupante. Organizaciones como Radio Genoa y Visegrad24 han puesto el foco en Torre Pacheco, convirtiendo los acontecimientos en un evento internacional. Esta interconexión permite que los relatos de odio se difundan más allá de las fronteras, creando una narrativa de “Occidente en guerra” contra una supuesta invasión. La propaganda se convierte así en un instrumento poderoso para movilizar a los seguidores y legitimar acciones violentas.
La influencia de las redes sociales ha permitido que incluso organizaciones pequeñas y menos conocidas puedan tener un impacto significativo. La facilidad con la que se puede difundir información, a menudo falsa o manipulada, ha llevado a un aumento de la desinformación y a la radicalización de ciertos sectores de la población. La capacidad de estos grupos para generar ruido y atención mediática es alarmante, y plantea serios desafíos para la democracia y la convivencia pacífica.
### La Respuesta Institucional y el Futuro de la Lucha Contra el Racismo
La respuesta de las instituciones ante estos disturbios ha sido, en muchos casos, insuficiente. Aunque se han emitido declaraciones firmes contra el racismo, la falta de acciones concretas para abordar las causas subyacentes del descontento social ha dejado un vacío que la extrema derecha ha sabido aprovechar. La normalización de discursos xenófobos en la política mainstream ha contribuido a que estos episodios de violencia se repitan con frecuencia.
Es fundamental que las instituciones no solo condenen la violencia, sino que también trabajen en políticas que aborden las preocupaciones legítimas de la población, como la inseguridad y la falta de oportunidades. La educación y la promoción de la convivencia son herramientas esenciales para contrarrestar el avance de la extrema derecha. Sin embargo, estas medidas deben ir acompañadas de un compromiso firme para desmantelar las narrativas de odio que han encontrado un terreno fértil en la sociedad actual.
Los sucesos en Torre Pacheco son solo una muestra de un fenómeno más amplio que está afectando a Europa y que requiere una respuesta coordinada y efectiva. La lucha contra el racismo y la xenofobia no puede ser solo una cuestión de palabras; debe traducirse en acciones concretas que promuevan la inclusión y el respeto por la diversidad. La historia ha demostrado que la inacción ante el odio puede tener consecuencias devastadoras, y es responsabilidad de todos trabajar para evitar que se repita.