La reciente decisión del Pentágono de anular la promoción del contralmirante Michael Donnelly ha generado un intenso debate en torno a la cultura militar y la inclusión. Este hecho ha sido impulsado por la revelación de que durante su mando en el portaviones USS Ronald Reagan, se llevaron a cabo espectáculos de drag queens como parte de las actividades recreativas para la tripulación. Uno de los protagonistas de estos eventos fue Joshua Kelley, conocido artísticamente como Arpía Daniels, quien ha defendido su identidad no binaria y su papel en la visibilidad LGBTQI+ dentro de la Armada.
### La Séptima Flota y su Importancia Estratégica
La Séptima Flota de Estados Unidos es una de las fuerzas navales más poderosas del mundo, con una presencia significativa en el Pacífico. Con más de 50 buques, 150 aeronaves y alrededor de 20,000 efectivos, su mando es considerado una responsabilidad de primer nivel, especialmente en un contexto de creciente tensión con China. La promoción de Donnelly a un puesto de mayor responsabilidad era vista como un paso natural en su carrera, pero la controversia en torno a los espectáculos de drag queens ha llevado al Pentágono a reconsiderar su nombramiento.
Los espectáculos de drag, que se llevaron a cabo entre 2016 y 2018, fueron autorizados como parte de las actividades de recreación y bienestar para la tripulación. Sin embargo, la reciente atención mediática ha puesto en tela de juicio la idoneidad de Donnelly para liderar una de las fuerzas más poderosas del mundo, especialmente en un momento en que la percepción pública de la cultura militar está en el centro del debate político.
### La Reacción del Pentágono y el Debate Cultural
La decisión del Pentágono de retirar el nombre de Donnelly de la lista de promociones ha sido interpretada como una respuesta a la presión política, especialmente de sectores conservadores que critican la inclusión de actividades consideradas como ideológicas o culturales en el ámbito militar. La reacción ha sido rápida y contundente, con voces que argumentan que permitir espectáculos de drag queens a bordo de un portaviones es incompatible con el liderazgo de una fuerza militar de élite.
Joshua Kelley, quien ha defendido su papel como drag queen y su identidad no binaria, ha expresado que sus actuaciones no forman parte de ninguna misión oficial del Pentágono. Sin embargo, su visibilidad y el reconocimiento que ha recibido, como ser nombrado embajador digital por la Armada en 2022, han alimentado el debate sobre la inclusión y la diversidad en las fuerzas armadas. La controversia ha puesto de relieve las tensiones entre la cultura militar tradicional y los movimientos por la igualdad y la representación.
La crítica hacia Donnelly también se enmarca en un contexto más amplio de descontento con la anterior administración, que, según algunos críticos, priorizó programas de inclusión y diversidad sobre el entrenamiento militar convencional. Esta narrativa ha sido utilizada por figuras políticas, incluyendo a Donald Trump, para argumentar que la cultura militar debe centrarse en la letalidad y la eficacia en el campo de batalla, en lugar de en actividades recreativas que puedan ser vistas como una distracción.
La situación ha suscitado un debate más amplio sobre el futuro de la cultura militar en Estados Unidos y cómo se equilibra la necesidad de inclusión con las expectativas tradicionales de la eficacia militar. A medida que la sociedad evoluciona y se vuelve más inclusiva, las fuerzas armadas se enfrentan al desafío de adaptarse a estos cambios sin comprometer su misión principal.
La controversia en torno a la promoción de Donnelly y la participación de Kelley como drag queen en actividades recreativas ha puesto de manifiesto la complejidad de la cultura militar contemporánea. A medida que se desarrollan estos debates, será fundamental observar cómo el Pentágono y las fuerzas armadas en general abordan la inclusión y la diversidad en un entorno que sigue siendo predominantemente conservador y tradicional.