La Asamblea de Madrid se ha convertido en un campo de batalla político donde la censura y el control se han vuelto prácticas habituales. Bajo la dirección de Isabel Díaz Ayuso y su mano derecha, Enrique Ossorio, el parlamento regional ha visto cómo se han restringido las voces de la oposición, mientras que se permite que se realicen ataques verbales sin consecuencias. Este artículo explora cómo se ha llegado a esta situación y qué implicaciones tiene para la democracia en la región.
La censura en el parlamento madrileño no es un fenómeno nuevo, pero ha alcanzado niveles alarmantes en los últimos años. Desde que Ayuso asumió el poder, la Asamblea ha sido testigo de un aumento en las tácticas de control que buscan silenciar a los partidos de oposición. Por ejemplo, se han vetado preguntas sobre los negocios de la familia de la presidenta y se han rechazado comparecencias de figuras clave como Miguel Ángel Rodríguez, su jefe de gabinete. Esto ha llevado a la oposición a recurrir al Tribunal Constitucional en busca de justicia, argumentando que sus derechos están siendo vulnerados.
### La Estrategia de Control del PP
El Partido Popular ha implementado una estrategia de control que se manifiesta en la forma en que se gestionan los debates y las iniciativas legislativas. Ossorio, como presidente de la Asamblea, ha sido acusado de manipular el reglamento para favorecer a su partido. Un ejemplo claro de esto ocurrió durante un pleno en el que se permitió que un diputado del PP llamara “terroristas” a los miembros de Más Madrid sin que se le llamara al orden. En contraste, cualquier intento de la oposición de criticar al gobierno o de plantear cuestiones delicadas ha sido rápidamente silenciado.
La falta de transparencia y la negativa a debatir temas críticos, como el fraude fiscal que involucra a la pareja de Ayuso o las muertes en residencias durante la pandemia, son solo algunos ejemplos de cómo el PP ha cerrado filas en torno a su liderazgo. La oposición ha intentado plantear plenos monográficos sobre estos temas, pero sus solicitudes han sido sistemáticamente rechazadas. Esto ha llevado a un ambiente de frustración y desesperación entre los diputados de otros partidos, quienes sienten que su labor de fiscalización está siendo obstaculizada.
### La Resistencia de la Oposición
A pesar de las dificultades, la oposición ha mostrado una notable resistencia. Más Madrid, en particular, ha sido vocal en su rechazo a las tácticas de censura del PP. Han presentado múltiples iniciativas para obligar a la Asamblea a ser más transparente y han exigido que se investiguen los vínculos entre el gobierno regional y empresas privadas que han recibido contratos millonarios. Sin embargo, estas iniciativas han sido desestimadas con argumentos que parecen más bien excusas para evitar el debate.
La situación ha llegado a tal punto que la oposición ha decidido abandonar el hemiciclo en varias ocasiones como forma de protesta. En un incidente reciente, todos los diputados de Más Madrid se retiraron del parlamento después de que Ossorio interrumpiera a uno de sus miembros durante un debate crucial. Este tipo de acciones no solo subraya la tensión en la Asamblea, sino que también refleja la creciente desesperación de la oposición por ser escuchada.
La falta de respuesta a las demandas de la oposición ha llevado a algunos a cuestionar la legitimidad del gobierno de Ayuso. La percepción de que el PP está utilizando su mayoría absoluta para silenciar a sus críticos ha generado un clima de desconfianza entre los ciudadanos. La democracia se basa en el debate y la rendición de cuentas, y cuando uno de los actores principales en el sistema político comienza a eludir estas responsabilidades, se pone en riesgo la salud democrática de la región.
La Asamblea de Madrid, en su papel como órgano legislativo, debería ser un espacio donde se discutan y debatan abiertamente las políticas que afectan a los ciudadanos. Sin embargo, la actual situación sugiere que se ha convertido en un coto privado donde solo se permite la voz del partido en el poder. La falta de pluralidad y el control sobre el discurso político son preocupantes y podrían tener repercusiones a largo plazo en la confianza de los ciudadanos en sus instituciones.
La lucha por la transparencia y la rendición de cuentas en la Asamblea de Madrid es un tema que seguirá siendo relevante en el futuro. A medida que la oposición continúa enfrentándose a la censura y el control, la pregunta que queda es: ¿hasta cuándo podrán resistir ante un gobierno que parece decidido a mantener el control a toda costa?