La situación de los trabajadores en los centros penitenciarios de España ha alcanzado un punto crítico, con más de mil agresiones registradas en los últimos dos años. Este alarmante dato ha llevado a los sindicatos a alzar la voz y exigir medidas urgentes para garantizar la seguridad de los profesionales que desempeñan su labor en estos entornos. Recientemente, una concentración frente al Centro Penitenciario Fuerte Mendizábal en Ceuta puso de manifiesto la indignación de los trabajadores tras la brutal agresión sufrida por una psicóloga en la prisión de Sevilla II. La protesta, organizada por los sindicatos ACAIP-UGT y CSIF, refleja la creciente preocupación por la falta de protección y las condiciones laborales de los funcionarios penitenciarios.
La agresión a la psicóloga, que fue golpeada y amenazada por un interno con antecedentes violentos, es solo un ejemplo de la violencia que enfrentan a diario los trabajadores de las prisiones. Juan Iglesias, portavoz de CSIF, denunció la “falta estructural de protección” hacia estos profesionales y exigió al Gobierno la implementación de medidas efectivas que garanticen su seguridad. La intervención del personal penitenciario fue crucial para evitar que la situación se tornara aún más trágica, pero Iglesias subrayó que este tipo de incidentes no son aislados, ya que se han reportado otras agresiones sexuales recientes en el mismo centro.
### Un Contexto de Inseguridad y Falta de Recursos
Los datos proporcionados por los sindicatos son contundentes: más de mil agresiones a personal penitenciario en los últimos dos años. El interno responsable de la agresión a la psicóloga ya había protagonizado varios altercados violentos en meses anteriores, lo que plantea serias dudas sobre el sistema de clasificación de internos. Iglesias criticó que, a pesar de su historial delictivo, el agresor se encontraba en un módulo de respeto, un entorno que debería ser seguro pero que, en este caso, demostró ser inadecuado para su perfil. Esta situación pone de relieve un fallo estructural en el sistema penitenciario, donde la clasificación de los internos no se está llevando a cabo de manera efectiva.
Los sindicatos han exigido una revisión urgente del sistema de clasificación de internos y la creación de un nuevo protocolo antiagresiones. La condición de agentes de la autoridad para los trabajadores penitenciarios es una de las principales demandas, ya que esto podría servir como un disuasivo ante posibles agresiones. Iglesias enfatizó que no puede ser que quienes velan por la seguridad de la sociedad estén desprotegidos y vulnerables ante la violencia.
Además, la falta de transparencia en la recopilación de datos sobre agresiones y acosos a mujeres trabajadoras ha sido otro punto crítico. Los sindicatos han solicitado información a través del Portal de Transparencia, pero la respuesta ha sido que no cuentan con herramientas informáticas para recopilar dicha información. Esta falta de voluntad política es alarmante y contribuye a la sensación de abandono que sienten los trabajadores.
### Propuestas para Mejorar la Seguridad en las Prisiones
La falta de personal en los centros penitenciarios también ha sido identificada como un factor que agrava la situación. Las Relaciones de Puestos de Trabajo no están cubiertas, lo que obliga a cerrar módulos y a mezclar internos que no deberían estar juntos, lo que aumenta el riesgo de conflictos. Iglesias denunció que, en ocasiones, se cambia a un recluso de módulo solo para trasladar el problema de lugar, lo que no resuelve la raíz del conflicto.
Los sindicatos han propuesto medidas tecnológicas y materiales para reducir los riesgos, como la dotación de pistolas TASE R, que permiten neutralizar a un interno de manera más rápida y segura. La violencia no puede combatirse solo con discursos; es necesario contar con recursos humanos, técnicos y normativos que respalden la labor de los funcionarios penitenciarios. Iglesias subrayó que la situación actual exige respuestas inmediatas y concretas, no solo promesas vacías.
En el contexto de Ceuta, aunque la población reclusa es menor y el clima de seguridad es más estable, los errores estructurales en el sistema penitenciario pueden reproducirse en cualquier centro si no se toman medidas adecuadas. La situación de los trabajadores penitenciarios es un reflejo de la necesidad de una reforma profunda en el sistema, que garantice no solo la seguridad de los internos, sino también la de aquellos que trabajan para mantener el orden y la rehabilitación en las prisiones.