Las intensas lluvias que azotaron Ibiza en las últimas horas han dejado a la isla en una situación crítica, con cortes eléctricos y carreteras anegadas. La Unidad Militar de Emergencias (UME) ha sido desplegada para ayudar en las labores de rescate y asistencia a la población afectada. Este fenómeno meteorológico, conocido como la tormenta Ex Gabrielle, ha provocado que en solo dos horas se registraran 200 litros de agua por metro cuadrado, superando la capacidad de drenaje de la isla y generando caos en las principales vías de acceso.
La situación se tornó alarmante cuando la alerta naranja se elevó a roja, lo que llevó a las autoridades a emitir un mensaje de emergencia a la población, instando a evitar desplazamientos. Las calles de Ibiza se convirtieron en ríos, y los principales viales, como la E-10 y la E-20, fueron cerrados debido a las inundaciones. La Policía Local tuvo que desviar el tráfico, y muchos vehículos quedaron atrapados en los aparcamientos más bajos, lo que complicó aún más la situación.
Los centros de salud también se vieron afectados, con goteras e inundaciones que obligaron a suspender la mayoría de las consultas programadas. El hospital de Can Misses, que había sido recientemente reformado, reportó filtraciones de agua en sus instalaciones, lo que generó preocupación entre los pacientes y el personal médico. Además, el aeropuerto de Ibiza experimentó retrasos en los vuelos debido a la acumulación de agua en las pistas, lo que afectó a los viajeros que intentaban salir o llegar a la isla.
### Respuesta de Emergencia y Coordinación
Ante la magnitud de la crisis, el Gobierno de Baleares solicitó la intervención de la UME, que envió un contingente desde Bétera para reforzar las labores de rescate. Mientras tanto, otros equipos se preparaban en Denia con maquinaria pesada para ayudar en las tareas de limpieza y recuperación. Desde Mallorca, se activaron medios propios, y se estableció un puente aéreo con helicópteros para trasladar efectivos a la isla.
La consejera de Administraciones Públicas, Antonia María Estarellas, confirmó que la alerta roja se mantendría al menos hasta las 16:00 horas, cuando la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) reevaluó la situación y la rebajó a alerta naranja. A pesar de la mejora en las condiciones meteorológicas, las autoridades continuaron instando a la población a extremar las precauciones y a seguir las indicaciones oficiales.
En Formentera, aunque la lluvia dio una tregua durante la noche, el gobierno regional no descartó que el temporal pudiera afectar también a la isla. Por ello, se envió un mensaje de alerta a los vecinos, pidiéndoles que se mantuvieran preparados ante un posible empeoramiento de la situación. La imagen de Ibiza durante esta jornada fue desoladora, con coches atrapados en charcos, familias refugiadas en comercios y equipos de emergencia trabajando arduamente para rescatar a personas atrapadas en vehículos y viviendas.
### Impacto en la Comunidad y Medidas Preventivas
Los colegios de Ibiza y Formentera suspendieron las clases por la tarde, y el transporte público se detuvo, dejando a la ciudad prácticamente paralizada. La situación se complicó aún más en Puig des Molins, donde un desprendimiento de tierra afectó a dos hoteles, provocando escenas de pánico entre los turistas. En total, se reportaron tres heridos leves y el desalojo de 220 turistas, quienes fueron reubicados en otros establecimientos de la isla.
La presidenta del Gobierno balear, Marga Prohens, se trasladó a Ibiza para participar en la reunión de seguimiento de la crisis, junto con el presidente del Consell de Ibiza, Vicent Marí, y los alcaldes de los municipios afectados. Juntos, evaluaron las necesidades más urgentes y coordinaron los esfuerzos de rescate y asistencia a la población.
Las autoridades han enfatizado la importancia de comunicarse exclusivamente con el número de emergencias 112, ya que la central de los Bomberos se encontraba saturada debido a la gran cantidad de llamadas. Se instó a la ciudadanía a evitar desplazamientos innecesarios y a seguir al pie de la letra los avisos oficiales para garantizar su seguridad.
La situación en Ibiza es un recordatorio del impacto que pueden tener los fenómenos meteorológicos extremos en la vida cotidiana de las comunidades. La respuesta rápida y coordinada de las autoridades y los equipos de emergencia es crucial para mitigar los efectos de estas crisis y proteger a la población. A medida que la isla se recupera de esta tormenta, será fundamental evaluar las infraestructuras y los sistemas de drenaje para prevenir futuros desastres similares.