El sector vitivinícola se enfrenta a desafíos significativos en la actualidad, desde el cambio climático hasta la necesidad de prácticas agrícolas más sostenibles. En este contexto, el proyecto Seawines ha emergido como una iniciativa clave que reúne a investigadores, empresas y productores para explorar el uso de bioestimulantes en el cultivo de la vid. Recientemente, se llevaron a cabo unas jornadas en el centro Rancho de la Merced en Jerez, organizadas por el Instituto Andaluz de Investigación y Formación Agraria, Pesquera, Alimentaria y de la Producción Ecológica (Ifapa), donde se discutieron los avances y resultados de este proyecto innovador.
La jornada fue inaugurada por Raúl Cortés, coordinador de Actividades I+D+F del Ifapa, y Carlos del Moral, director del centro. La primera ponencia estuvo a cargo de Camino García, directora general de la Asociación Española de Fabricantes de Agronutrientes, quien presentó un análisis del contexto actual de los productos bioestimulantes. García destacó el crecimiento del sector en España, que se posiciona como líder en la producción y uso de estos productos, así como la necesidad de adaptar el marco legal a la diversidad de bioestimulantes disponibles en el mercado.
### Bioestimulantes: Una Alternativa Ecológica
Los bioestimulantes son sustancias que, al ser aplicadas a las plantas, mejoran su crecimiento y productividad. En el caso del proyecto Seawines, se han investigado extractos de macroalgas como Ulva y Rugulopteryx, que han demostrado tener propiedades bioestimulantes significativas. Durante la jornada, Emma Cantos, investigadora coordinadora del centro Rancho de la Merced, y Iratxe Zarraonaindia, investigadora de la Universidad del País Vasco, presentaron los resultados obtenidos en cuatro años de investigación.
Los estudios mostraron que el extracto de Ulva no solo potencia el crecimiento de la vid, sino que también mejora la producción de uvas. Por otro lado, Rugulopteryx se destacó por su capacidad de biocontrol frente a Plasmopara vitícola, un hongo que afecta a las vides. Ambos extractos han demostrado mejorar la calidad de la uva tinta en ensayos de campo, lo que resalta su potencial como alternativas a los fitosanitarios de síntesis química.
La importancia de un suelo fértil y vivo fue otro de los temas tratados durante la jornada. Raúl Ochoa, profesor de la Universidad de Cádiz, enfatizó que un suelo saludable es fundamental para el desarrollo equilibrado y sano de las vides. Ochoa destacó la eficiencia de los consorcios microbianos en la transición hacia un ecosistema sostenible, lo que subraya la interconexión entre la salud del suelo y la calidad de los cultivos.
### Desafíos y Oportunidades en la Viticultura
El cambio climático representa uno de los mayores retos para la viticultura. Felicidad de Herralde, investigadora del IRTA (Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias), presentó datos sobre cómo el cambio climático afecta a la vid, subrayando la complejidad de predecir factores como el viento y la humedad, que son cruciales para el desarrollo de enfermedades en las plantas. Herralde también abordó la necesidad de adaptar el uso de bioestimulantes a diferentes situaciones de estrés, lo que requiere un enfoque flexible y basado en la investigación.
José María Domínguez, de la empresa Seipasa, que se especializa en productos fitosanitarios para una agricultura sostenible, compartió su experiencia sobre la gama de biestimulantes comerciales disponibles en el mercado. Domínguez destacó la importancia de estas herramientas para mejorar el rendimiento y la calidad de las vides, así como su contribución a la sostenibilidad del sector.
La jornada también incluyó la participación de Catina Aveledo, directora de viña de Bodegas Barbadillo, quien compartió cómo su empresa ha adaptado el manejo del viñedo mediante el uso de bioestimulantes en condiciones de estrés hídrico y altas temperaturas. Este enfoque proactivo es esencial para enfrentar los desafíos que plantea el cambio climático y garantizar la viabilidad a largo plazo de la viticultura en la región.
El evento concluyó con un consenso entre los participantes sobre la utilidad y eficiencia de los bioestimulantes, tanto microbianos como no microbianos, cuando se utilizan en combinación con un manejo adecuado de la vid. Esta sinergia no solo puede contribuir a una viticultura más sostenible, sino que también puede ayudar a los productores a adaptarse a un entorno agrícola en constante cambio. La investigación y el desarrollo en este campo son cruciales para asegurar un futuro próspero para el sector vitivinícola, que sigue siendo un pilar fundamental de la economía agrícola en muchas regiones.