La reciente falla en el sistema Cometa, encargado de gestionar las pulseras antimaltrato en España, ha suscitado una ola de críticas y preocupaciones entre las asociaciones de víctimas de violencia de género. Este incidente, que tuvo lugar en la madrugada del 12 de noviembre de 2025, ha puesto de manifiesto las vulnerabilidades del sistema de protección que se supone debe salvaguardar a las mujeres en situaciones de riesgo. La ministra de Igualdad, Ana Redondo, ha defendido la actuación del gobierno, asegurando que las mujeres estuvieron protegidas en todo momento, pero las voces de las organizaciones que trabajan con víctimas de violencia de género son claras: se necesita una revisión profunda del sistema y una mayor inversión en tecnología de seguridad.
La falla se produjo cuando un enrutador que distribuye información sobre alertas dejó de funcionar correctamente, lo que resultó en la pérdida de aproximadamente el 10% de los mensajes de alerta. Aunque la ministra Redondo afirmó que no hubo consecuencias graves y que el servicio se restableció en unas horas, las críticas no se han hecho esperar. Gregorio Gómez, portavoz de la Asociación Alma, que atiende a más de 900 mujeres al año, calificó la situación como “una chapuza más”. Gómez subrayó que, aunque no se detectaron alertas, esto no significa que no hubiera riesgo, especialmente si el fallo hubiera ocurrido durante el día.
### La Desconfianza Creciente entre las Víctimas
Las organizaciones que trabajan con víctimas de violencia de género han expresado su creciente desconfianza hacia el sistema de pulseras antimaltrato. Chelo Álvarez, portavoz de la Fundación Alana, ha señalado que el sistema Cometa ha demostrado ser insuficiente en ocasiones, lo que genera un vacío de confianza entre las mujeres que han denunciado. “Cada error es una grieta en la confianza de quienes hemos pedido ayuda y hemos puesto toda nuestra vida en juego denunciando”, afirmó Álvarez, quien también pidió una mayor empatía y responsabilidad por parte de las instituciones.
La situación es aún más preocupante dado el contexto social actual, donde el negacionismo de la violencia de género está en aumento. Anna Bella, portavoz de la Fundación Mujeres Supervivientes de Violencia de Género, ha alertado sobre cómo estos fallos en el sistema generan una sensación de desprotección. “Muchas mujeres ya no confían en las pulseras”, advirtió, sugiriendo que se deben invertir más recursos para garantizar un sistema de protección infalible y de última tecnología. Bella también criticó la disparidad en la calidad de los sistemas de seguridad disponibles para figuras públicas en comparación con los que se ofrecen a las mujeres en riesgo.
Por su parte, Encarni Iglesias, presidenta de Stop Violencia de Género Digital, ha elogiado la respuesta del Ministerio de Igualdad al informar a las víctimas sobre la incidencia. Iglesias destacó la importancia de reconocer y afrontar los fallos tecnológicos, en lugar de intentar ocultarlos, lo que podría generar aún más desconfianza entre las víctimas. “La inteligencia se demuestra reconociéndolo y afrontándolo para solucionarlos”, afirmó.
### La Necesidad de Inversión y Mejora en los Sistemas de Protección
La situación actual pone de relieve la necesidad urgente de invertir en tecnología y sistemas de protección para las mujeres que sufren violencia de género. Las organizaciones han pedido un compromiso real por parte del gobierno para mejorar la infraestructura que respalda el sistema de pulseras antimaltrato. Esto no solo implica la actualización de la tecnología existente, sino también la implementación de protocolos más robustos que garanticen la seguridad y la confianza de las víctimas.
La ministra Redondo ha defendido que todos los servicios han tenido incidencias y que el problema fue solucionado rápidamente. Sin embargo, las críticas persisten, y muchos consideran que la respuesta del gobierno no es suficiente. La falta de confianza en el sistema puede tener consecuencias devastadoras, ya que las mujeres que se encuentran en situaciones de riesgo pueden dudar en utilizar las herramientas de protección disponibles.
Las asociaciones de víctimas han instado a las autoridades a tomar medidas concretas para mejorar la situación. Esto incluye no solo la inversión en tecnología, sino también la capacitación del personal encargado de gestionar estos sistemas, así como la creación de canales de comunicación más efectivos entre las víctimas y las instituciones. La transparencia en la gestión de incidencias y la comunicación clara sobre los protocolos de seguridad son esenciales para restaurar la confianza en el sistema.
El impacto de la violencia de género en la sociedad es profundo y complejo. Las mujeres que han denunciado a sus agresores merecen un sistema de protección que funcione de manera efectiva y que les brinde la seguridad que necesitan. La reciente falla en el sistema Cometa es un recordatorio de que aún queda mucho por hacer para garantizar que las víctimas de violencia de género se sientan protegidas y respaldadas por las instituciones que tienen la responsabilidad de cuidarlas. La inversión en tecnología y la mejora de los protocolos de seguridad no son solo necesarias, sino urgentes, para asegurar que las mujeres en riesgo puedan confiar en el sistema de protección que se les ofrece.
