La implementación de pulseras telemáticas para el control de maltratadores ha sido objeto de controversia en España, especialmente tras la revelación de fallos significativos en su funcionamiento. A pesar de que el Ministerio de Igualdad ha intentado minimizar la gravedad de la situación, las voces de las asociaciones de víctimas y de expertos en tecnología advierten sobre las serias implicaciones de estos errores. La falta de respuesta adecuada ante las advertencias sobre el mal funcionamiento del sistema ha generado un clima de desconfianza y preocupación entre las mujeres que dependen de estas medidas de protección.
### Problemas en la Migración de Datos
Desde el inicio de la migración de datos en marzo de 2024, se han reportado múltiples incidencias que han afectado la eficacia de las pulseras. Un trabajador del equipo encargado de la vigilancia telemática, conocido como Cometa, ha señalado que el historial de geolocalización de los maltratadores desapareció tras el traspaso de datos a nuevas empresas encargadas de su gestión. Este fallo ha llevado a que muchos agresores queden en libertad, lo que ha sido calificado como un “infierno” para las mujeres maltratadas, quienes se han sentido desprotegidas durante un periodo crítico de ocho meses.
La Fiscalía ha reconocido que hubo problemas en el sistema, pero ha defendido que las víctimas estuvieron protegidas en todo momento. Sin embargo, las asociaciones de víctimas han expresado su descontento, afirmando que la situación ha creado un ambiente de miedo y vulnerabilidad. La falta de información precisa y oportuna sobre la ubicación de los agresores ha puesto en riesgo a muchas mujeres, lo que ha llevado a cuestionar la efectividad del sistema.
Además, se ha informado que varias pulseras eran defectuosas, generando falsos positivos y errores en la geolocalización. Estos problemas han sido corroborados por fuentes del Sindicato Unificado de Policía (SUP), que han señalado casos concretos donde la información proporcionada por las pulseras no coincidía con la realidad, lo que ha llevado a situaciones de peligro para las víctimas.
### La Respuesta del Gobierno y las Críticas
El Gobierno, a través de la ministra de Igualdad, Ana Redondo, ha intentado justificar los fallos como “problemas puntuales” derivados de la migración de datos. Redondo ha afirmado que solo un 1% de los casos se vieron afectados, minimizando así la magnitud del problema. Sin embargo, esta afirmación ha sido recibida con escepticismo por parte de expertos y organizaciones que trabajan en la defensa de los derechos de las mujeres.
Yolanda Díaz, ministra de Trabajo, ha salido en defensa de su colega, argumentando que se han tomado las medidas necesarias para resolver la situación. Sin embargo, muchos consideran que reducir el problema a un simple “fallo informático” es una simplificación que no aborda las fallas en la gestión del proyecto. Fernando Suárez, presidente del Consejo General de Colegios Profesionales de Ingeniería Informática, ha señalado que un sistema bien diseñado no debería fallar de esta manera, y que la falta de planificación y supervisión en la migración de datos ha sido un factor crítico en esta crisis.
La situación ha generado un debate más amplio sobre la eficacia de las medidas de protección para las víctimas de violencia de género en España. Las asociaciones de víctimas han reclamado una revisión exhaustiva del sistema de pulseras, así como una mayor transparencia y responsabilidad por parte del Gobierno. La falta de acción ante las advertencias sobre el mal funcionamiento del sistema ha llevado a muchas mujeres a sentirse aún más vulnerables, lo que plantea serias preguntas sobre la capacidad del Estado para proteger a quienes más lo necesitan.
En este contexto, es fundamental que se tomen medidas efectivas para garantizar la seguridad de las víctimas de violencia de género. La implementación de tecnologías de control debe ir acompañada de una gestión adecuada y de un compromiso real por parte de las autoridades para asegurar que estos dispositivos cumplan su función de manera efectiva. La confianza en el sistema de protección es esencial para que las mujeres se sientan seguras y respaldadas en su lucha contra la violencia de género.