La inteligencia artificial (IA) ha revolucionado la forma en que interactuamos con la tecnología, pero también ha traído consigo un aumento significativo en el consumo energético. Google, uno de los líderes en este campo, ha comenzado a desglosar el impacto ambiental de su modelo de IA, Gemini, revelando cifras que, aunque parecen modestas a primera vista, reflejan un panorama complejo en términos de sostenibilidad. Cada consulta a Gemini consume en promedio 0,24 vatios-hora de energía, genera 0,03 gramos de CO₂ equivalente y utiliza 0,26 mililitros de agua para su refrigeración. Aunque estos números son relativamente bajos, su multiplicación por millones de consultas diarias plantea serias preguntas sobre el futuro energético de la compañía y la industria tecnológica en general.
### La Paradoja de la Eficiencia Energética
El Informe Ambiental 2025 de Google pone de manifiesto una paradoja en la que la eficiencia energética y el crecimiento de las emisiones de carbono coexisten. Por un lado, Google ha logrado avances significativos en la eficiencia de sus operaciones. Sus nuevos chips TPU Ironwood son hasta 30 veces más eficientes que los modelos anteriores, y la compañía ha incrementado su capacidad de cómputo por vatio en un 600% en los últimos cinco años. Sin embargo, a pesar de estas mejoras, las emisiones totales de carbono han aumentado. En 2024, Google reportó 11,5 millones de toneladas métricas de CO₂, un incremento del 11% en comparación con el año anterior y un asombroso 51% desde 2019. Este aumento se debe principalmente al crecimiento acelerado de la inteligencia artificial, que ha llevado a un incremento del 27% en el consumo eléctrico de la empresa.
La situación se complica aún más cuando se considera que, aunque Google ha reducido sus emisiones directas en un 12% gracias a mejoras en la eficiencia, el volumen absoluto de operaciones ha crecido a un ritmo mucho mayor. La compañía ha admitido que está “lejos de donde debe estar” en términos de sostenibilidad, un reconocimiento poco común en el sector tecnológico. Esta situación plantea un dilema: ¿cómo puede Google continuar innovando en IA sin comprometer sus objetivos climáticos?
Para abordar este desafío, Google ha firmado contratos por más de 8 gigavatios de energía limpia en 2024, el mayor volumen en su historia. Estos acuerdos incluyen proyectos innovadores como energía nuclear de reactores modulares pequeños y energía eólica marina. Sin embargo, la compañía enfrenta limitaciones geográficas que dificultan su acceso a energía libre de carbono, especialmente en regiones clave como Asia-Pacífico.
### La Metodología de Medición y las Críticas
En un esfuerzo por aumentar la transparencia, Google ha desarrollado una metodología detallada para medir el impacto ambiental de sus modelos de IA. Esta metodología, conocida como “full-stack”, considera no solo el consumo de energía de los chips de procesamiento, sino también factores como el tiempo de inactividad de las máquinas, el uso energético de CPU y RAM auxiliares, y el consumo hídrico necesario para el enfriamiento. Los resultados de esta metodología son alentadores: en el último año, Google ha logrado reducir el consumo energético por cada consulta en un factor de 33 y las emisiones en un factor de 44, al tiempo que mejora la calidad de las respuestas.
Sin embargo, a pesar de estos esfuerzos, las críticas no se han hecho esperar. Expertos en sostenibilidad han cuestionado la forma en que Google calcula el impacto ambiental de sus modelos de IA. La cifra de “cinco gotas de agua por consulta” puede resultar engañosa si no se considera la escala masiva del uso. Además, organizaciones independientes estiman que el volumen real de agua extraída por Google es significativamente mayor que las cifras oficiales, lo que plantea dudas sobre la veracidad de sus informes.
Las emisiones de la cadena de suministro de Google también han aumentado un 11% en un solo año, lo que refleja el impacto indirecto de la expansión de la IA en sectores como la fabricación de semiconductores y la construcción de centros de datos. Esto lleva a la pregunta de si la inteligencia artificial puede ser parte de la solución a los problemas ambientales que genera.
### La IA como Herramienta de Sostenibilidad
A pesar de los desafíos, Google está intentando posicionar la inteligencia artificial como una herramienta para la sostenibilidad. En 2024, la compañía lanzó cinco productos impulsados por IA que ayudaron a evitar 26 millones de toneladas de CO₂ equivalente, un volumen comparable al consumo energético anual de 3,5 millones de hogares estadounidenses. Google se ha fijado la meta de habilitar una reducción de un gigatón de emisiones para 2030 mediante soluciones tecnológicas y alianzas estratégicas.
No obstante, esta estrategia plantea una pregunta fundamental: ¿puede la inteligencia artificial generar suficientes ahorros energéticos en otros sectores para compensar su propio consumo creciente? Los directivos de Google son conscientes de que la demanda de IA seguirá creciendo y están invirtiendo intensamente en reducir el consumo energético y de agua por consulta. La eficiencia no es solo un objetivo técnico, sino una condición necesaria para desarrollar la IA de manera sostenible.
El desafío que enfrenta Google es el mismo que afecta a todas las grandes tecnológicas: mantener el crecimiento exponencial de los servicios digitales mientras cumplen con compromisos climáticos cada vez más exigentes. La forma en que la compañía aborde este dilema no solo determinará el futuro de la inteligencia artificial, sino también la credibilidad de sus promesas de sostenibilidad.