La situación actual del mercado agrícola en Andalucía está marcada por un notable aumento en los precios de las tierras de cultivo, lo que ha generado preocupación entre los agricultores de la región. Este fenómeno, que se ha intensificado desde la pandemia, plantea serios desafíos para la rentabilidad de las explotaciones, el relevo generacional y la sostenibilidad de las economías locales. En este contexto, es fundamental analizar las causas de esta escalada de precios y sus posibles consecuencias para el sector agrícola.
La última ‘Encuesta sobre Precios de la Tierra de Cultivo’ publicada por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación revela que el coste medio de los suelos agrícolas en Andalucía alcanzó los 17.064 euros por hectárea al cierre de 2024, lo que representa un incremento del 3,3% en comparación con el año anterior. Este aumento es superior a la media nacional del 2,8% y refleja una tendencia creciente que se ha mantenido durante los últimos cuatro años. Desde 2020, el valor de las tierras agrícolas en la región ha aumentado un 16,9%, lo que ha llevado a Andalucía a posicionarse entre las comunidades autónomas con mayores incrementos en los precios de la tierra.
### Causas del Aumento de Precios
Una de las principales causas de esta escalada de precios es el creciente interés de los fondos de inversión por adquirir tierras agrícolas. Según Jesús Cózar, secretario general de UPA Andalucía, la venta de parcelas agrícolas ha aumentado más del 30% desde la crisis del Covid-19. Los grandes inversores ven el sector primario como un refugio seguro, especialmente en un contexto donde la seguridad alimentaria se ha vuelto una prioridad. Esto ha llevado a un aumento en la competencia por la compra de tierras, lo que, a su vez, ha disparado los precios.
El impacto de estos fondos de inversión no se limita solo al aumento de precios. También se ha señalado que su llegada al sector agrícola puede tener efectos negativos en la sostenibilidad ambiental y en la estructura social de las comunidades rurales. Las organizaciones agrarias advierten que la intensificación de la agricultura, impulsada por estos inversores, podría llevar a un uso excesivo de productos químicos y a la degradación de los recursos naturales. Esto plantea un riesgo significativo para el medio ambiente y para la calidad de vida de los habitantes de las zonas rurales.
Además, la competencia desleal que representan estos grandes actores es un tema recurrente en las discusiones sobre el futuro del sector agrícola. Los fondos de inversión, al no ser agricultores profesionales, no pueden acceder a las ayudas de la Política Agraria Común (PAC), lo que crea una situación de desigualdad para los agricultores locales que dependen de estas ayudas para mantener sus explotaciones. Esta dinámica no solo afecta la viabilidad económica de las explotaciones familiares, sino que también dificulta el relevo generacional, ya que los jóvenes agricultores se enfrentan a la imposibilidad de adquirir tierras a precios accesibles.
### Impacto en los Diferentes Cultivos
El aumento de precios no afecta a todos los cultivos por igual. En 2024, los cultivos bajo plástico se posicionaron como los más caros en Andalucía, alcanzando un coste de 253.457 euros por hectárea, con un incremento del 5% respecto al año anterior. Este tipo de cultivo ha demostrado ser altamente rentable, lo que explica su atractivo para los inversores. Sin embargo, otros cultivos, como los tropicales y subtropicales, han visto una ligera disminución en sus precios, lo que refleja la variabilidad del mercado agrícola.
Los suelos destinados a huertas también han experimentado un descenso en su valor, con un coste medio de 67.699 euros por hectárea, lo que representa una caída de casi el 7%. Por otro lado, los terrenos de cítricos han visto un aumento del 2,4%, alcanzando los 43.001 euros por hectárea, mientras que los frutales de regadío han experimentado un notable incremento del 14,6%, alcanzando un valor medio de 38.148 euros.
El olivar, un cultivo emblemático de Andalucía, ha mantenido precios relativamente estables, con la hectárea de regadío alcanzando los 27.052 euros, tras un aumento del 2,5%. Sin embargo, el olivar de secano se ha mantenido en cifras similares a las del año anterior, lo que sugiere que este cultivo podría estar enfrentando desafíos específicos en el contexto actual.
La situación de los precios de la tierra en Andalucía es un reflejo de las dinámicas más amplias que afectan al sector agrícola en España. A nivel nacional, el precio medio de las tierras agrícolas se situó en 10.248 euros por hectárea, con un aumento del 2,8% en el último año. Sin embargo, el crecimiento ha sido desigual entre las diferentes comunidades autónomas, con algunas regiones experimentando aumentos significativos, mientras que otras han visto descensos en los precios.
En este contexto, es crucial que las autoridades y los actores del sector agrícola trabajen juntos para abordar los desafíos que plantea el aumento de precios de las tierras agrícolas. La implementación de políticas que protejan a los agricultores locales y promuevan prácticas agrícolas sostenibles será fundamental para garantizar la viabilidad del sector en el futuro. Asimismo, es necesario fomentar el acceso a la tierra para los jóvenes agricultores, asegurando así el relevo generacional y la continuidad de la actividad agrícola en Andalucía.