El cambio climático se ha convertido en uno de los desafíos más apremiantes del siglo XXI, afectando a millones de personas en todo el mundo. Sin embargo, un aspecto crucial que a menudo se pasa por alto es que no todos los grupos sociales son impactados de la misma manera. Recientemente, un informe presentado por la UNESCO y la Fundación La Caixa ha puesto de relieve cómo la emergencia climática está exacerbando las desigualdades existentes, afectando desproporcionadamente a los colectivos más vulnerables. Este artículo explora las implicaciones de este fenómeno y la necesidad urgente de políticas públicas inclusivas que aborden estas disparidades.
### El Impacto Desigual del Cambio Climático
El informe titulado “¿Quién asume el coste?” revela que, para el año 2050, se estima que más de 2.500 millones de personas estarán expuestas a condiciones climáticas extremas. De este total, se proyecta que 239 millones vivirán en situaciones de pobreza extrema. Este alarmante escenario plantea un desafío crítico para la comunidad internacional, ya que los grupos más afectados son aquellos que menos han contribuido a la crisis climática. Durante la presentación del informe, Gustavo Merino, director de Políticas Sociales de la UNESCO, enfatizó que las soluciones climáticas deben ser justas desde el principio. “La equidad no puede ser una nota al pie en las políticas climáticas; debe ser el punto de partida”, afirmó.
El estudio también destaca que actualmente, 3.600 millones de personas residen en áreas altamente vulnerables. Los países con menores emisiones históricas, como Chad, Níger y Somalia, enfrentan los mayores riesgos, mientras que el 10% de las naciones más ricas del mundo concentran casi la mitad de las emisiones globales. Esta disparidad no solo es injusta, sino que también plantea serios riesgos para la estabilidad global. Rodolfo Lacy, autor principal del informe, advirtió que el calentamiento global está provocando transformaciones profundas y a menudo imprevistas en nuestras sociedades. Además, algunas políticas de mitigación, como los impuestos al carbono, pueden trasladar la carga a quienes menos recursos tienen, agravando aún más las desigualdades existentes.
### La Necesidad de Políticas Inclusivas
El informe también introduce un índice de vulnerabilidad social que evalúa la capacidad de respuesta de los países ante los impactos climáticos. Este índice considera factores como la salud, la riqueza, la desigualdad de género, la ruralidad y el envejecimiento poblacional. Al identificar qué territorios y comunidades requieren medidas urgentes de adaptación, este instrumento puede ser fundamental para guiar la acción climática de manera más efectiva.
Además, el documento subraya las consecuencias sociales y políticas de las políticas climáticas mal diseñadas. Ejemplos como las protestas de los “chalecos amarillos” en Francia, las movilizaciones de agricultores en Alemania y los disturbios por subsidios a combustibles en países como Ecuador e India, ilustran el rechazo social a medidas que son percibidas como injustas. Estos eventos resaltan la importancia de diseñar políticas que no solo aborden la crisis climática, sino que también consideren las realidades sociales y económicas de las comunidades afectadas.
La ONU ha pronosticado un calentamiento global sin precedentes en los próximos cinco años, superando la cuota de 1.5ºC. Cada fracción de grado adicional puede intensificar fenómenos climáticos extremos, como olas de calor, sequías y deshielo de glaciares. Para enfrentar esta situación, el informe propone aumentar el financiamiento climático a 1.3 billones de dólares anuales hasta 2035. También sugiere centrar las estrategias en el Sur global, reforzar la protección social, impulsar programas de reconversión laboral en sectores contaminantes y acelerar la transferencia de tecnología limpia.
Todas estas medidas deben estar guiadas por un principio fundamental: la justicia climática no puede seguir siendo una aspiración, sino que debe convertirse en el eje central de las políticas públicas. Solo así se podrá evitar un futuro aún más desigual y garantizar que la lucha contra el cambio climático beneficie a todos, especialmente a aquellos que más lo necesitan. En un mundo donde las desigualdades se agravan, es imperativo que la comunidad internacional actúe con urgencia y determinación para abordar estas disparidades y construir un futuro más justo y sostenible para todos.