Recientes hallazgos científicos en la provincia de Teruel han revelado icnitas, o huellas de dinosaurios, que datan del Cretácico Inferior, específicamente del piso Barremiense, hace aproximadamente 125 millones de años. Este descubrimiento se ha presentado en las XL Jornadas de la Sociedad Española de Paleontología, que se están llevando a cabo en Aracena, Huelva. Los investigadores de la Fundación Conjunto Paleontológico de Teruel-Dinópolis han documentado huellas de ornitópodos en los municipios de Allepuz, Cedrillas y Jorcas, lo que añade un nuevo capítulo a la historia paleontológica de la región.
Las icnitas encontradas son de gran interés debido a su antigüedad y a la variedad de características que presentan. La mayoría de estas huellas están fosilizadas como contramoldes o rellenos de areniscas, y su tamaño varía, alcanzando hasta 50 cm de longitud. Algunas de las huellas muestran detalles anatómicos significativos, incluyendo impresiones de la piel del dinosaurio que las produjo. Este nivel de detalle permite a los paleontólogos clasificar estas huellas dentro del icnogénero ‘Caririchnium’, que se atribuye a grandes ornitópodos como el Iguanodon.
El Iguanodon es un dinosaurio herbívoro que se caracteriza por su pico córneo y su capacidad para caminar tanto de forma cuadrúpeda como bípedo. Este descubrimiento no solo proporciona información sobre la fauna que habitó la región en el pasado, sino que también ayuda a entender mejor la evolución de estos reptiles gigantes.
Además de las icnitas, los investigadores han presentado otros hallazgos significativos, como un nuevo yacimiento de huellas de pies y manos de grandes ornitópodos en Alcalá de la Selva, también en Teruel. Estos restos son contemporáneos a las huellas encontradas en Jorcas, lo que sugiere que la región fue un hábitat activo para estos dinosaurios durante el Cretácico Inferior. También se han recuperado restos osteológicos de un individuo adulto de ‘Iguanodon galvensis’, que incluyen parte del sacro, lo que añade más información sobre la diversidad de especies que existieron en la zona.
Otro aspecto interesante de las investigaciones es el estudio de la diversidad de tortugas que vivieron hace unos 110 millones de años en Ariño, Teruel. Este análisis, realizado en colaboración con paleontólogos de la UNED, incluye la identificación de patologías en los caparazones de estas tortugas, lo que podría ofrecer pistas sobre su biología y ecología.
Finalmente, se ha documentado el proceso de reconstrucción escultórica del ornitópodo ‘Oblitosaurus bunnuelli’, que actualmente se exhibe en Dinópolis, un parque temático dedicado a la paleontología en Teruel. Este tipo de exposiciones no solo educan al público sobre la historia de los dinosaurios, sino que también fomentan el interés por la ciencia y la conservación del patrimonio paleontológico.
El trabajo de la Fundación Conjunto Paleontológico de Teruel-Dinópolis está respaldado por el Gobierno de Aragón y el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, lo que subraya la importancia de la investigación paleontológica en la región. Estos hallazgos no solo enriquecen nuestro conocimiento sobre la vida en la Tierra durante el Cretácico, sino que también destacan la relevancia de Teruel como un sitio clave para la paleontología en España.
La comunidad científica espera que estos descubrimientos continúen impulsando la investigación en la región y que se sigan realizando hallazgos que contribuyan a desentrañar los misterios de la era de los dinosaurios. La paleontología no solo es una ventana al pasado, sino que también ofrece lecciones valiosas sobre la biodiversidad y la adaptación de las especies a lo largo del tiempo. A medida que se realizan más excavaciones y estudios en Teruel, es probable que se revelen más secretos sobre estos fascinantes reptiles que dominaron la Tierra hace millones de años.
