La última gala de MasterChef Celebrity 10 ha dejado a los espectadores con la adrenalina a mil por hora, gracias a una serie de giros inesperados y momentos de tensión que han marcado la competencia. La introducción de la inteligencia artificial en la prueba final ha sido un punto culminante, donde cada aspirante tuvo que utilizar una tablet para seleccionar hasta diez ingredientes, generando una imagen que definía el plato a cocinar en un tiempo limitado de 75 minutos. Sin embargo, la dinámica se tornó aún más intensa cuando un pulsador permitió al primer participante en terminar activar un privilegio para la próxima semana, lo que obligó a los demás a apresurarse con solo dos minutos adicionales. Esta presión extrema ha llevado a situaciones inesperadas y decisiones controvertidas que han dejado a los concursantes y a los jueces en un estado de asombro.
Uno de los momentos más destacados de la gala fue la actuación del mago Jorge Luengo, quien sorprendió a todos al presentar su plato de salmón con zanahoria y espárragos en tan solo 20 minutos. Sin embargo, esta jugada, aunque reglamentaria, generó una ola de críticas entre sus compañeros. Torito, conocido por su personalidad exuberante, no dudó en calificar a Jorge como un “mal compañero”, mientras que Mariló Montero, al borde de la eliminación, ironizó con un “Gracias, amigo”. La tensión aumentó cuando los jueces, al probar el plato de Luengo, señalaron que su comida estaba cruda debido a la precipitación con la que la había elaborado. La verdadera víctima de esta estrategia fue la cantante Soraya Arnelas, quien presentó un plato que fue considerado “incomible” por los jueces, lo que resultó en su eliminación. Pepe Rodríguez, uno de los jueces, no dudó en afirmar que el plato de Soraya “no estaba ni empezado”, lo que subraya la competitividad feroz de esta edición.
La gala no solo se centró en la eliminación de Soraya, sino que también mostró momentos de camaradería y apoyo entre los concursantes. Miguel Torres, quien había sido el capitán del equipo ganador en la prueba anterior, tomó la decisión de salvar a Charo Reina, quien había pasado por una semana difícil. Este gesto humanitario contrastó con la tensión acumulada en el equipo rojo, donde la falta de coordinación y la imprevisibilidad de Torito llevaron a varios de sus miembros a recibir delantales negros, intensificando la presión para la siguiente ronda.
La prueba de exteriores en Trujillo, Cáceres, fue otro punto culminante de la gala. Los concursantes tuvieron que cocinar un menú exigente bajo la supervisión del chef Toño Pérez, quien cuenta con tres estrellas Michelin. Miguel, como capitán del equipo azul, demostró una gestión impecable, lo que llevó a su equipo a la victoria. Por otro lado, el equipo rojo, liderado por José Manuel Parada, enfrentó caos y desorganización, especialmente debido a las travesuras de Torito. La dinámica caótica del equipo rojo culminó en un enfrentamiento entre Mariló y Torito, que fue resuelto con diplomacia por Jordi Cruz, quien se mostró como un mediador eficaz en medio de la tensión.
La gala comenzó con una sorpresa técnica que puso a prueba las habilidades de los concursantes: los hornos y vitrocerámicas estaban fuera de servicio, obligándolos a utilizar solo la air fryer, un electrodoméstico que ha ganado popularidad en los últimos años. Esta situación generó un contraste generacional entre los concursantes, ya que algunos se adaptaron rápidamente mientras que otros mostraron su inexperiencia. Para inspirar a los aspirantes, los jueces invitaron a Pocholo Martínez Bordú, un exconcursante apasionado por la cocina, quien se unió a la prueba y aportó su entusiasmo.
Los ingredientes utilizados en esta gala fueron variados e innovadores, incluyendo patatas de mar y mariscos, lo que permitió a los concursantes demostrar su creatividad. Sin embargo, no todos lograron captar la esencia de la prueba, y algunos quedaron rezagados en la cata del jurado. A pesar de esto, Miguel Torres destacó con su plato de corvina rebozada con panko y espárragos, consolidando su posición como uno de los favoritos de la edición. Su victoria no solo le otorgó el poder de elegir capitanes para la próxima prueba, sino que también le permitió donar 4.000 euros a la fundación de la Clínica Menorca contra el cáncer de mama, en honor a su madre, quien superó la enfermedad cuando él tenía solo 11 años.
La gala de MasterChef Celebrity 10 ha sido un reflejo de la intensa competencia y la camaradería que se vive en el programa. Los concursantes no solo deben enfrentarse a desafíos culinarios, sino también a la presión emocional que conlleva la eliminación de sus compañeros. Cada error cuenta, y la capacidad de adaptación se ha convertido en una habilidad esencial para sobrevivir en esta edición. La mezcla de sorpresas, tensiones y momentos emotivos ha mantenido a los espectadores al borde de sus asientos, ansiosos por ver qué sucederá en la próxima gala.
