La COP30, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, se está llevando a cabo en Belém do Pará, Brasil, y ha atraído la atención mundial no solo por su enfoque en el cambio climático, sino también por la notable participación de pueblos indígenas. Este año, se ha registrado un número récord de representantes indígenas, con aproximadamente 3,000 asistentes de diversas etnias, quienes buscan hacerse oír en un momento crítico para la crisis climática global. Sin embargo, a pesar de esta participación masiva, el acceso a las zonas de negociación ha sido limitado, lo que ha generado tensiones y altercados en el evento.
### La Lucha por el Acceso a la Zona de Negociaciones
Durante la COP30, se han producido incidentes de violencia cuando manifestantes indígenas intentaron acceder a la zona de negociaciones, un área restringida que requiere acreditación especial. Este altercado ha dejado varios heridos leves y ha puesto de manifiesto la frustración de los pueblos indígenas ante la exclusión de los espacios de toma de decisiones. A pesar de que la participación indígena ha aumentado, solo un 14% de los representantes presentes han logrado obtener credenciales para acceder a la Zona Azul, donde se llevan a cabo las negociaciones oficiales.
La activista argentina Nadia Gómez, del pueblo Huarpe, ha expresado la urgencia de cambiar esta dinámica de exclusión. “Queremos estar presentes en las negociaciones, que nuestra voz sea escuchada, pero también que nuestras propuestas con las que venimos manteniendo a nuestros territorios no sirvan para paliar las crisis que los grandes estados desarrollados están intentando llevar adelante en Latinoamérica”, afirmó. Esta situación resalta la necesidad de que las voces indígenas sean incluidas en las discusiones sobre políticas que afectan directamente sus territorios y modos de vida.
### Iniciativas y Avances en la Representación Indígena
A pesar de los desafíos, la COP30 también ha sido un espacio para el avance de la representación indígena. El Gobierno brasileño ha creado el primer Ministerio de los Pueblos Indígenas, liderado por la ministra Sônia Guajajara, quien ha impulsado diversas iniciativas para dar visibilidad a las demandas indígenas. Entre estas iniciativas se encuentra la Cumbre de los Pueblos, un evento paralelo a la COP30 que busca ampliar la escucha a las necesidades y propuestas de las comunidades indígenas.
El coordinador ejecutivo de la Articulación de los Pueblos Indígenas de Brasil (APIB), Dinaman Tuxá, ha destacado que, ante las limitaciones de acceso a la Zona Azul, las comunidades han generado sus propios espacios de debate y presión, como la Aldea COP30. Estos espacios permiten a los pueblos indígenas compartir sus experiencias y propuestas, fortaleciendo su voz en el contexto de la crisis climática.
El censo de 2022 reveló que la población indígena en Brasil ha aumentado a 1.7 millones, un crecimiento del 88.82% en doce años. Este aumento se debe en gran parte a un cambio en la percepción de la identidad indígena, donde más personas se sienten orgullosas de su herencia cultural. Este cambio es crucial, ya que la identidad y el orgullo son fundamentales para la lucha por los derechos y la representación de los pueblos indígenas en foros internacionales.
Además, investigaciones de la Wildlife Conservation Society (WCS) y la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional han demostrado que el 36% de los paisajes forestales intactos que quedan en el mundo se encuentran en tierras indígenas. Esto subraya la importancia de los pueblos indígenas en la conservación del medio ambiente y la lucha contra el cambio climático.
La COP30, al ser la primera conferencia celebrada en una ciudad amazónica, representa una oportunidad única para que los pueblos indígenas muestren sus buenas prácticas y acciones en la lucha contra el cambio climático. Sin embargo, la exclusión de los espacios de poder sigue siendo un desafío significativo. La necesidad de un cambio en la dinámica de acceso y representación es más urgente que nunca, ya que las decisiones tomadas en estas conferencias tienen un impacto directo en la vida de las comunidades indígenas y en la salud del planeta.
En este contexto, es fundamental que los líderes mundiales reconozcan y respeten el papel de los pueblos indígenas en la conservación de la biodiversidad y la lucha contra el cambio climático. La inclusión de sus voces y propuestas no solo es un acto de justicia social, sino que también es esencial para abordar de manera efectiva la crisis climática que enfrentamos. La COP30 debe ser un punto de inflexión en la relación entre los pueblos indígenas y las instituciones internacionales, donde se reconozca su papel crucial en la protección del medio ambiente y se garantice su participación plena en los procesos de toma de decisiones que afectan sus vidas y territorios.
