La situación actual de las redes eléctricas en España es alarmante, con un 83,4% de sus nudos saturados, lo que ha llevado a las grandes compañías eléctricas a rechazar la conexión de cientos de proyectos energéticos, industriales y digitales. Esta crisis se ha hecho evidente tras la publicación de los mapas de capacidad de las redes, obligados por la Comisión Nacional del Mercado y la Competencia (CNMC), que revelan la incapacidad de las infraestructuras para satisfacer la creciente demanda de electricidad.
Las principales empresas del sector, como Endesa, Iberdrola, EDP y Naturgy, controlan el 90% de las redes de distribución en el país. Sin embargo, a pesar de su dominio en el mercado, estas compañías han tenido que rechazar dos de cada tres solicitudes de conexión durante el último año. Esto significa que más del 60% de las peticiones de acceso a la red han sido denegadas, lo que ha generado una gran preocupación en el sector industrial y digital, que depende de un suministro eléctrico fiable para llevar a cabo sus operaciones.
### La Saturación de las Redes y sus Consecuencias
La saturación de las redes eléctricas no solo afecta a las empresas que desean conectarse, sino que también pone en riesgo la inversión en proyectos industriales y energéticos que son cruciales para la transición hacia un modelo energético más sostenible. Desde 2020, se han aceptado solicitudes para nueva demanda de electricidad que suman unos 43.000 megavatios (MW), lo que ha llevado a un agotamiento de la capacidad de conexión.
Los sectores que más han solicitado acceso a la red incluyen centros de datos digitales, grandes proyectos industriales, nuevas promociones urbanísticas y proyectos de producción de hidrógeno verde. La creciente demanda de electricidad, impulsada por la digitalización y la electrificación de la economía, ha superado la capacidad de las redes existentes, lo que ha llevado a un estancamiento en el desarrollo de nuevos proyectos.
La situación se complica aún más por la falta de inversiones necesarias para modernizar y expandir las infraestructuras eléctricas. Las compañías eléctricas han advertido que las inversiones millonarias que se requieren para mejorar las redes están en peligro debido a la incertidumbre sobre las tarifas que recibirán por el uso de estas infraestructuras. La CNMC ha propuesto una tasa de retribución del 6,46% para el periodo 2026-2031, que aunque representa un incremento respecto al 5,58% actual, se queda corta frente a las expectativas del sector.
### Conflicto con la CNMC y el Futuro de las Inversiones
La tensión entre las grandes eléctricas y la CNMC ha aumentado en los últimos meses, especialmente en lo que respecta a la retribución por el uso de las redes eléctricas. Las compañías han expresado su preocupación por la propuesta de la CNMC, que consideran insuficiente para garantizar las inversiones necesarias en la modernización de las infraestructuras. Esta situación ha llevado a un debate sobre la necesidad de reformar la metodología de cálculo de la retribución, que podría tener un impacto significativo en la capacidad de las empresas para realizar las inversiones requeridas.
El sector eléctrico ha señalado que la falta de capacidad en las redes no solo afecta a la conexión de nuevos proyectos, sino que también puede tener repercusiones en la seguridad del suministro eléctrico a largo plazo. La saturación de las redes puede llevar a un aumento en los cortes de suministro y a una mayor dificultad para gestionar la demanda en momentos de alta carga.
La modernización de las redes eléctricas es, por lo tanto, un tema crítico que debe ser abordado con urgencia. Las compañías eléctricas han hecho un llamado a la necesidad de reforzar y digitalizar las infraestructuras para poder integrar la creciente demanda de electricidad y asegurar la transición energética. Sin una respuesta adecuada a esta crisis, el futuro de muchos proyectos industriales y energéticos en España podría estar en peligro, lo que a su vez afectaría la competitividad del país en un contexto global cada vez más exigente.
La situación actual de las redes eléctricas en España es un reflejo de los desafíos que enfrenta el sector energético en su conjunto. La necesidad de inversiones significativas, la presión por parte de la CNMC y la creciente demanda de electricidad son factores que deben ser considerados en la planificación y desarrollo de las infraestructuras eléctricas del país. La capacidad de las empresas para adaptarse a estos cambios y asegurar un suministro eléctrico fiable será fundamental para el éxito de la transición energética y el crecimiento económico en los próximos años.