La reciente modificación en el sistema de pulseras antimaltrato en España ha generado un amplio debate sobre la eficacia y la seguridad de las tecnologías utilizadas para proteger a las víctimas de violencia de género. El Ministerio de Igualdad, bajo la dirección de Irene Montero, decidió sustituir la tecnología israelí especializada en el control de maltratadores por dispositivos chinos diseñados inicialmente para la teleasistencia de personas dependientes. Esta decisión ha suscitado críticas y preocupaciones sobre la efectividad del nuevo sistema.
### La Transición de Tecnología: Un Cambio Controversial
El cambio en el sistema de pulseras antimaltrato se produjo en 2023, cuando el Ministerio de Igualdad decidió modificar el contrato existente. La nueva propuesta incluyó la adquisición de dispositivos que, aunque más económicos, han demostrado ser menos eficaces en la protección de las víctimas. Mientras que el sistema anterior, gestionado por la empresa israelí Attenti Electronic Monitoring, tenía un coste de aproximadamente 4.000 euros al año por usuario, el nuevo sistema reduce este coste a unos 800 euros por el total del contrato de 30 meses. Sin embargo, esta reducción de costes ha venido acompañada de un aumento en las incidencias reportadas por los propios usuarios, lo que ha llevado a la Fiscalía a incluir estos fallos en su memoria anual.
La delegada del Gobierno contra la Violencia de Género, Carmen Martínez Perza, compareció ante el Congreso para abordar estos problemas y fue objeto de reproches por la gestión del sistema. La decisión de cambiar la propiedad de los dispositivos, que ahora pertenecen al ministerio en lugar de a la empresa concesionaria, ha sido uno de los puntos más controvertidos. Además, la introducción de una tarjeta SIM ‘multiagresor’ para que las víctimas pudieran recibir avisos de varios agresores en un solo dispositivo ha generado confusión y críticas, especialmente en casos complejos como el de ‘La Manada’.
### La Nueva Propuesta de Vodafone: Un Sistema Diferente
Con la salida de Telefónica del proyecto, Vodafone presentó una propuesta completamente diferente que ha sido objeto de atención mediática. La nueva solución incluye un set compuesto por dos teléfonos móviles ‘rugerizados’, uno para la víctima y otro para el agresor, así como una pulsera para el maltratador y un botón de pánico para la mujer agredida. Este nuevo sistema, que se basa en la tecnología de teleasistencia, ha sido diseñado para gestionar la localización y las alertas entre agresores y víctimas, aunque su eficacia en situaciones de violencia de género aún está por determinar.
Vodafone ha desarrollado una plataforma denominada ‘Vodafone Invent’, que integra tecnologías de teleasistencia con funcionalidades específicas para el seguimiento de casos de violencia de género. Sin embargo, la elección de dispositivos fabricados en China ha generado dudas sobre la calidad y la seguridad de la tecnología utilizada. A pesar de las afirmaciones de la ministra de Igualdad de que los dispositivos no provienen de plataformas como Aliexpress, se ha confirmado que el set completo es de fabricación china, lo que ha suscitado críticas sobre la fiabilidad de los productos.
La empresa KKM, responsable de la fabricación de estos dispositivos, ha sido objeto de escrutinio debido a su especialización en soluciones de teleasistencia para personas dependientes, lo que plantea interrogantes sobre la idoneidad de estos dispositivos para el contexto de la violencia de género. Las funcionalidades de los móviles, como alertas de caída o inactividad, son más relevantes para personas mayores o con problemas de movilidad que para víctimas de violencia, lo que ha llevado a cuestionar la efectividad del nuevo sistema.
### Implicaciones para las Víctimas de Violencia de Género
La transición a un sistema de pulseras antimaltrato que utiliza tecnología de teleasistencia ha generado preocupaciones sobre la seguridad y el bienestar de las víctimas. La reducción de costes, aunque atractiva desde un punto de vista financiero, no debería comprometer la calidad del servicio ni la protección de las personas en situaciones de riesgo. La falta de claridad sobre cómo se gestionarán las alertas y la efectividad de los nuevos dispositivos ha dejado a muchas víctimas en una situación de incertidumbre.
Además, la gestión de datos y la confidencialidad son aspectos críticos en este contexto. Aunque el ministerio es el propietario final de los datos, la empresa que gestiona el servicio debe garantizar la privacidad y la seguridad de la información de las víctimas. La falta de transparencia en este proceso ha llevado a críticas sobre la gestión del sistema y la responsabilidad del ministerio en la protección de las víctimas.
La situación actual pone de manifiesto la necesidad de un enfoque más integral y efectivo en la lucha contra la violencia de género. La tecnología puede ser una herramienta valiosa, pero su implementación debe ser cuidadosamente evaluada y adaptada a las necesidades específicas de las víctimas. La eficacia del nuevo sistema de pulseras antimaltrato dependerá de su capacidad para ofrecer una protección real y efectiva, y no solo de la reducción de costes.