La comunidad de Calamocarro, situada en Ceuta, se enfrenta a una serie de problemas que han llevado a sus residentes a exigir medidas urgentes para garantizar su seguridad y bienestar. Esta zona, que alguna vez fue un lugar atractivo para las familias y los ciclistas, se ha convertido en un área marcada por la desidia y el abandono. Los vecinos, como Ali y Fatima Mohamed, han alzado la voz para denunciar una situación que se ha vuelto insostenible, donde la seguridad de sus vidas y la de sus mascotas está en juego.
### Problemas de Tráfico y Seguridad
Uno de los problemas más alarmantes que enfrenta la comunidad es la velocidad excesiva a la que circulan los vehículos en la carretera principal, especialmente durante los cambios de turno del personal del centro de menores cercano. Esta situación ha provocado numerosos accidentes y ha puesto en peligro la vida de los animales y de los propios residentes. Ali, uno de los vecinos más afectados, expresa su frustración: “Cada mañana me levanto y encuentro gatos muertos en la carretera”. La falta de medidas de seguridad vial, como la instalación de badenes, ha llevado a los residentes a vivir con miedo constante.
Los vecinos han intentado tomar medidas por su cuenta, colocando carteles que alertan sobre la presencia de animales en la carretera. Sin embargo, estos esfuerzos han sido en vano, ya que uno de los carteles fue destruido. La intervención de la Guardia Civil en un incidente reciente ha confirmado la necesidad de implementar medidas de seguridad más efectivas, como la colocación de bloques de cemento para proteger sus hogares.
### Abandono del Entorno Natural
Además de los problemas de tráfico, los residentes de Calamocarro enfrentan un entorno natural deteriorado. La falta de mantenimiento ha llevado a que la carretera esté invadida por cañas, lo que no solo afecta la visibilidad, sino que también representa un riesgo de accidentes. Fátima Mohamed, otra residente, señala que “hay que ir cortándolas uno mismo para poder pasar”. Esta situación se agrava con la presencia de un vertedero improvisado frente a sus casas, donde se arrojan colchones, escombros y basura, a pesar de que existe un servicio municipal gratuito para la recolección de residuos.
El temor a los incendios en verano también es una preocupación constante para los vecinos. Fátima recuerda un incendio en 2020 que obligó a evacuar a su madre, y señala que los cortafuegos no llegan hasta su zona. “Aquí vivimos con miedo al fuego”, dice, enfatizando la necesidad de que el plan de prevención de incendios se extienda a su comunidad. La falta de respuesta por parte de las autoridades ha llevado a los residentes a sentirse abandonados e ignorados.
### La Lucha por la Atención Institucional
La frustración de los vecinos de Calamocarro se ve exacerbada por la falta de respuesta de las autoridades locales. Fátima ha enviado correos electrónicos a diversas entidades, incluyendo el Ayuntamiento y la empresa municipal Obimasa, sin obtener respuesta. “Ni siquiera contestan. Nos dicen que lo hablarán, pero nunca pasa nada”, lamenta. La única mejora que han logrado en los últimos años ha sido la instalación de farolas, un logro que se debe a la insistencia de los residentes y la ayuda de un partido político local.
Los vecinos comparan su situación con la de otras áreas de Ceuta, donde se han implementado medidas de seguridad con mayor facilidad. “En Benzú han puesto badenes con facilidad. Aquí llevamos años pidiéndolos”, expresa Ali con resignación. La comunidad no está pidiendo lujos, sino medidas básicas que garanticen su seguridad y bienestar.
### Un Llamado a la Acción
A pesar de las adversidades, los residentes de Calamocarro mantienen la esperanza de que su situación mejore. Fátima insiste en que el barrio tiene un valor natural incalculable y que, con un poco de atención y cuidado, podría volver a ser un lugar atractivo para las familias y los visitantes. “Esto es una maravilla. Aquí venían familias, ciclistas, escolares. La playa está cerca, el monte es precioso. Pero hoy está todo abandonado”, concluye.
La comunidad de Calamocarro se encuentra en una encrucijada. La falta de atención institucional y el abandono de su entorno natural han llevado a sus residentes a vivir en una situación de riesgo constante. Sin embargo, su determinación por mejorar su calidad de vida y su entorno es un testimonio de la resiliencia de esta comunidad. La pregunta que queda es si las autoridades escucharán su llamado y actuarán para garantizar la seguridad y el bienestar de los vecinos de Calamocarro.