La llegada de la Princesa Leonor a Ceuta a bordo de la fragata Blas de Lezo ha marcado un momento significativo en su formación militar. Este evento, que tuvo lugar el 21 de junio de 2025, no solo resalta la importancia de la educación militar en la vida de la heredera al trono, sino que también refleja el interés y la emoción de la comunidad ceutí por su presencia. La fragata Blas de Lezo, uno de los buques más avanzados de la Armada Española, se convirtió en el escenario de esta experiencia formativa, que se desarrollará en un contexto de estrictas medidas de seguridad y protocolos militares.
La llegada de la Princesa Leonor a Ceuta fue recibida con gran expectación. A las 8:15 de la mañana, el buque Juan Carlos I, asistido por dos remolcadores, hizo su entrada en el Muelle de España, seguido poco después por la fragata Blas de Lezo. La presencia de numerosos agentes de la Policía Nacional y de la Policía Portuaria garantizó la seguridad del evento, mientras que la Guardia Civil también estuvo presente en el mar, asegurando que todo transcurriera sin contratiempos. La música militar sonaba en el aire, creando un ambiente festivo que acompañaba la llegada de la Princesa y su grupo de formación militar.
La Princesa Leonor, quien se encuentra en una de las etapas más exigentes de su instrucción, participará en varias actividades durante su estancia en Ceuta. Una de las más destacadas es el ejercicio SINKEX, que implica el uso de fuego real contra blancos flotantes, un entrenamiento crucial para los procedimientos de combate naval. Además, se unirá al Grupo de Combate Expedicionario Dédalo, una unidad táctica que se centra en misiones de proyección y respuesta rápida en escenarios internacionales. Esta experiencia no solo es un paso importante en su formación, sino que también representa un compromiso con las responsabilidades que conlleva su futuro papel como reina.
La agenda de la Princesa en Ceuta es privada y no se ha hecho pública, lo que añade un aire de misterio a su visita. Se sabe que participará en un Sábado Legionario, un evento que se llevará a cabo sin la posibilidad de que los asistentes utilicen sus teléfonos móviles, lo que subraya la naturaleza reservada de su estancia. Además, se han programado recepciones privadas en ambos buques, donde la Princesa tendrá la oportunidad de interactuar con sus compañeros y oficiales de la Armada.
La llegada de la Princesa Leonor a Ceuta se produce poco después de su participación en maniobras navales en Canarias, donde se llevaron a cabo ejercicios con fuego real que involucraron a más de 1,900 militares y una variedad de buques y aeronaves. Esta experiencia previa ha sido fundamental para preparar a la Princesa para los desafíos que enfrentará en su formación en la fragata Blas de Lezo.
La comunidad ceutí ha mostrado un gran interés por la visita de la Princesa. Muchos ciudadanos se congregaron en el puerto para observar la llegada de los buques, esperando vislumbrar a la heredera al trono. Aunque no fue posible verla en ese momento, la alegría y el orgullo de los ceutíes por su presencia eran palpables. La música militar que sonaba a su llegada, junto con el despliegue de fuerzas de seguridad, creó un ambiente de celebración que resonó en la ciudad.
La fragata Blas de Lezo, que alberga a la Princesa, es un buque de guerra de la clase Álvaro de Bazán, diseñado para realizar misiones de defensa y proyección de fuerza. Su avanzada tecnología y capacidades operativas la convierten en un lugar ideal para la formación de la Princesa, quien está destinada a asumir un papel importante en la defensa y seguridad del país en el futuro. La experiencia a bordo de este buque no solo le proporcionará habilidades prácticas, sino que también le permitirá comprender mejor el funcionamiento de las fuerzas armadas y su papel en la sociedad.
La visita de la Princesa Leonor a Ceuta es un recordatorio de la importancia de la formación militar en la vida de los futuros líderes. A medida que avanza en su educación, la Princesa no solo se prepara para su papel como monarca, sino que también se convierte en un símbolo de unidad y compromiso con la defensa del país. Su presencia en Ceuta, en un contexto tan significativo, refuerza la conexión entre la Casa Real y la ciudadanía, destacando la relevancia de la educación militar en la formación de líderes responsables y comprometidos con su nación.