La vida de Laila Mohamed, una residente de Ceuta, ha cambiado drásticamente desde que sufrió un accidente de moto el verano pasado. Este incidente, que ocurrió durante su horario laboral, ha dejado secuelas que han afectado no solo su salud, sino también su capacidad para llevar a cabo las tareas diarias y cuidar de sus dos hijos menores. A pesar de sus esfuerzos por recibir la atención adecuada, Laila ha encontrado obstáculos en el sistema de salud, lo que la ha llevado a denunciar públicamente la atención recibida por parte de la mutua que la ha atendido.
### Un Accidente que Cambió Todo
Laila, que actualmente camina con muletas, enfrenta retos diarios que van desde subir y bajar escaleras hasta realizar tareas simples como ducharse. La situación se ha vuelto aún más complicada debido a la falta de apoyo en su hogar. «No tengo ningún tipo de ayuda de nadie. Estoy con los niños las veinticuatro horas», comenta, reflejando la carga emocional y física que enfrenta. La intervención quirúrgica que tuvo que realizarse en noviembre, debido a una rotura compleja de menisco en la rodilla derecha, ha sido un punto crítico en su recuperación. A pesar de haber pasado por este procedimiento, Laila sigue lidiando con un dolor constante y limitaciones en su movilidad.
Desde el accidente, ha presentado varias reclamaciones ante la dirección provincial de la Tesorería General de la Seguridad Social, buscando paralizar el alta de su baja laboral. Su empresa ha mostrado apoyo en este proceso, reconociendo las dificultades que enfrenta. Sin embargo, el camino hacia la recuperación ha sido largo y lleno de frustraciones. La atención que ha recibido de la mutua ha sido insuficiente, lo que la ha llevado a buscar tratamiento privado, donde ha encontrado un fisioterapeuta que le ofrece un mejor servicio.
### La Experiencia con la Mutua
La primera visita de Laila a la mutua fue para recibir tratamiento por los efectos del accidente en su cuello. A pesar de que inicialmente le otorgaron sesiones de fisioterapia, la atención fue interrumpida y tuvo que recurrir nuevamente a la Tesorería de la Seguridad Social. «Esperé casi un mes hasta que me contestaron. Mientras tanto, hice uso de la sanidad privada», relata. Esta experiencia ha sido frustrante, ya que ha sentido que su salud no ha sido prioritaria en el proceso de atención médica.
Laila ha tenido que enfrentarse a la burocracia y a la falta de respuesta adecuada por parte de la mutua. A pesar de haber solicitado la incapacidad laboral en varias ocasiones, ha recibido respuestas negativas que han complicado aún más su situación. «Me han dado pocas sesiones, no llegaron a treinta», menciona, lo que pone de manifiesto la insuficiencia de recursos que ha recibido para su rehabilitación.
Su trabajo como cartera y limpiadora se ha vuelto prácticamente imposible debido a las limitaciones físicas que enfrenta. «No me puedo poner una mochila llena de cartas a la espalda. Eso es un peso», explica, reflejando la realidad de muchas personas que, a pesar de querer trabajar, se ven impedidas por problemas de salud. La necesidad de un lavavajillas en su hogar es un claro ejemplo de cómo su vida cotidiana ha tenido que adaptarse a su nueva realidad.
Laila ha decidido continuar su tratamiento con un fisioterapeuta privado, a pesar de que cada sesión le cuesta alrededor de ochenta euros, una carga financiera que no puede permitirse a largo plazo. «Sinceramente, por la mutua no me gustaría ser tratada de nuevo», afirma, evidenciando su desconfianza en el sistema que debería ayudarla a recuperarse.
La lucha de Laila no solo es un testimonio de su fortaleza personal, sino también una crítica a un sistema de salud que, en ocasiones, no responde a las necesidades de los pacientes. Su historia resuena con muchas personas que enfrentan situaciones similares, donde la atención médica y la burocracia se convierten en obstáculos en lugar de soluciones. A medida que espera la respuesta a su último recurso, Laila mantiene la esperanza de que su situación mejore y que pueda retomar su vida con normalidad, cuidando de sus hijos y realizando las actividades que antes eran parte de su rutina diaria.