El reciente partido entre la Agrupación Deportiva Ceuta y el Real Murcia ha estado marcado por un ambiente tenso y hostil, que ha sido objeto de atención en medios nacionales. Durante la llegada del equipo ceutí al estadio ‘Enrique Roca’, el autocar fue recibido con una lluvia de huevos y gritos despectivos por parte de algunos aficionados locales, lo que ha generado una fuerte condena en el ámbito deportivo.
La situación se tornó crítica cuando el periodista Paco González, en su programa ‘Tiempo de Juego’ de Cadena COPE, denunció el comportamiento de los hinchas murcianos. González expresó su descontento al afirmar que “tontos tenemos en todos los lados y en Murcia también”, refiriéndose a la actitud violenta de algunos seguidores del Real Murcia. El periodista describió cómo el autobús del Ceuta llegó al estadio, cubierto de huevos, lo que refleja un clima de hostilidad que no debería tener cabida en el deporte.
Este partido, correspondiente a la jornada 32 de la liga, fue declarado de ‘alto riesgo’ por el Consejo Superior de Deportes (CSD) debido a incidentes previos entre ambos equipos. La tensión se palpaba en el ambiente, ya que el liderato del grupo 2 estaba en juego, lo que intensificó las emociones de los aficionados.
Los insultos y amenazas hacia los jugadores del Ceuta fueron una constante durante la llegada al estadio. Los aficionados murcianos no solo lanzaron huevos, sino que también proferían gritos como “¡Hijos de puta, puta Ceuta, morir!” a los integrantes del equipo visitante. Este tipo de comportamiento no solo es inaceptable, sino que también pone en riesgo la seguridad de los jugadores y aficionados.
A pesar de la hostilidad en la llegada, los casi 300 aficionados del Ceuta que viajaron a Murcia pudieron ingresar al estadio sin mayores problemas, gracias a una fuerte presencia policial. Sin embargo, el ambiente se tornó más complicado durante el partido. En el minuto 81, cuando el Real Murcia logró empatar, algunos seguidores comenzaron a lanzar botellas hacia la afición ceutí, lo que provocó un altercado en las gradas. Una aficionada del Ceuta resultó afectada por el impacto de una botella, aunque afortunadamente no se reportaron lesiones graves.
La Policía Nacional tuvo que intervenir para controlar la situación, pero se observó que la atención se centraba más en contener a los aficionados del Ceuta, mientras que las provocaciones de los hinchas murcianos continuaban sin respuesta. Este tipo de doble rasero en la gestión de la seguridad es preocupante y pone de manifiesto la necesidad de una mayor vigilancia y control en eventos deportivos de alta tensión.
El partido, que finalizó en empate 1-1, dejó un sabor amargo para los seguidores del Ceuta, quienes esperaban una victoria que les consolidara en la cima de la tabla. Sin embargo, el verdadero problema radica en el comportamiento de los aficionados, que empañó la esencia del deporte y los valores que este debería promover.
La situación vivida en Murcia es un recordatorio de que el fútbol, aunque es un deporte apasionante, también puede ser un escenario de violencia y hostilidad si no se toman las medidas adecuadas para garantizar la seguridad de todos los involucrados. La comunidad futbolística debe reflexionar sobre cómo erradicar este tipo de comportamientos y fomentar un ambiente de respeto y deportividad entre los aficionados.
Es fundamental que las autoridades y los clubes trabajen juntos para prevenir que incidentes como este se repitan en el futuro. La rivalidad deportiva no debe justificar la violencia ni el odio, y es responsabilidad de todos asegurar que el fútbol siga siendo un espacio de disfrute y convivencia pacífica.