La reciente llegada de José Javier Osés Carrasco, conocido como ‘Jotas’, al IES Valle del Ebro en Tudela como profesor de Economía ha desatado un intenso debate en la comunidad educativa y en la sociedad en general. Osés, un exintegrante de la banda terrorista ETA, fue condenado a ocho años de prisión en Francia por su participación en actividades relacionadas con el grupo. Su historia ha resurgido tras su inclusión en la Flotilla que intentó llegar a Gaza, donde fue detenido junto a otros 49 españoles por las autoridades israelíes. Este artículo explora las implicaciones de su contratación y las reacciones que ha generado entre padres, alumnos y autoridades educativas.
La llegada de ‘Jotas’ al instituto no pasó desapercibida. Los estudiantes, al buscar información sobre su nuevo profesor en Internet, descubrieron su pasado como miembro de ETA, lo que generó inquietud y descontento entre algunos padres. A pesar de que la dirección del centro y la presidenta de la asociación de padres minimizaron las preocupaciones, el consejero de Educación de Navarra, Carlos Gimeno, reconoció que la situación era preocupante. Sin embargo, la normativa vigente no impide que una persona con antecedentes penales por delitos dolosos, como es el caso de Osés, pueda ejercer como docente, lo que ha llevado a un debate sobre la idoneidad de su presencia en un entorno educativo.
### La Normativa y el Debate Social
La legislación actual en España establece que para acceder a la función pública, incluido el ámbito educativo, es necesario no tener antecedentes penales por delitos dolosos. Sin embargo, la condena de Osés en Francia no se traduce en una inhabilitación automática para ejercer como profesor en España. Esto ha llevado a la presidenta de UPN, Cristina Ibarrola, a presentar iniciativas para modificar la ley y prohibir que personas condenadas por terrorismo puedan trabajar con menores. La comparación con otros delitos, como la agresión sexual, ha sido un argumento recurrente en este debate, ya que muchos consideran que un exterrorista no debería estar en contacto con jóvenes.
La situación ha generado una polarización en la opinión pública. Por un lado, hay quienes defienden el derecho de Osés a reintegrarse en la sociedad y a trabajar, argumentando que ha cumplido su condena y que la educación debe ser un espacio de inclusión. Por otro lado, hay un fuerte sentimiento de rechazo hacia su presencia en las aulas, especialmente entre aquellos que han sido afectados por la violencia de ETA. Este dilema ético plantea preguntas sobre la capacidad de reinserción de los exconvictos y el impacto que su pasado puede tener en su labor educativa.
### Reacciones de la Comunidad Educativa
La comunidad educativa de Tudela ha estado en el centro de esta controversia. Algunos padres han expresado su preocupación por la seguridad y el bienestar de sus hijos al tener un profesor con un pasado tan polémico. Aunque no se han presentado quejas formales, el descontento ha sido palpable, y muchos padres han optado por mantener sus opiniones en privado por temor a represalias. La situación ha llevado a un clima de tensión en el instituto, donde la figura de Osés se ha convertido en un tema de conversación constante.
El alcalde de Tudela, Alejandro Toquero, ha manifestado su desaprobación hacia la situación, calificándola de “auténtica vergüenza”. A pesar de la presión social y política, la dirección del instituto ha defendido su decisión de mantener a Osés en el aula, argumentando que deben cumplir con la ley. Esta postura ha sido criticada por muchos, quienes consideran que la educación debe estar libre de influencias negativas y que la presencia de un exterrorista puede ser perjudicial para los estudiantes.
La polémica se intensificó aún más cuando se conoció que Osés había viajado en la Flotilla hacia Gaza, lo que ha llevado a cuestionar su compromiso con la paz y la educación. La Flotilla, que ha sido objeto de críticas y controversias en el pasado, ha añadido una capa adicional de complejidad a la situación de Osés. Su participación en este evento ha reavivado las preocupaciones sobre su ideología y su capacidad para desempeñar un papel positivo en la formación de jóvenes.
A medida que la situación evoluciona, la comunidad de Tudela se enfrenta a un dilema difícil: ¿cómo equilibrar el derecho a la reinserción social de un exconvicto con la necesidad de garantizar un entorno educativo seguro y saludable para los estudiantes? La respuesta a esta pregunta no es sencilla y requerirá un diálogo abierto y constructivo entre todas las partes involucradas. La historia de ‘Jotas’ es un recordatorio de que el pasado de una persona puede tener un impacto duradero en su presente y futuro, y que la educación es un campo donde estas cuestiones son especialmente sensibles.