La gestión de crisis en situaciones de emergencia ha puesto a varios portavoces en el centro de la atención pública, enfrentándolos a críticas y ataques que van más allá de su labor informativa. En este contexto, figuras como Fernando Simón y Virginia Barcones han experimentado el peso de la responsabilidad en momentos críticos, donde la comunicación efectiva es vital para la seguridad pública. Sin embargo, su papel también los ha convertido en blanco de ataques personales y políticos, lo que plantea interrogantes sobre la libertad de expresión y el respeto hacia los profesionales de la salud y la seguridad.
La pandemia de COVID-19 marcó un antes y un después en la percepción pública de los portavoces de emergencias. Fernando Simón, al frente del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES), se convirtió en una figura emblemática durante la crisis sanitaria. Su labor consistió en ofrecer información clara y precisa en un momento de incertidumbre total. Sin embargo, su exposición mediática también lo llevó a ser objeto de ataques personales, donde se cuestionaba no solo su profesionalismo, sino también su vida personal y sus creencias políticas. Esta situación refleja un fenómeno más amplio en el que la comunicación técnica se ve distorsionada por la polarización política y el uso de las redes sociales como plataformas de ataque.
Por otro lado, Virginia Barcones, directora de Protección Civil y Emergencias, ha enfrentado un escenario similar durante la reciente ola de incendios en España. Su papel como portavoz en medio de la crisis la colocó en la diana de críticas, especialmente por parte de opositores políticos que buscaban desviar la atención de la gestión de sus propios gobiernos. Barcones ha defendido su labor, argumentando que su objetivo siempre ha sido proporcionar información veraz y rendir cuentas a la ciudadanía. Sin embargo, la presión de las críticas y los ataques personales han generado un ambiente tóxico que dificulta la comunicación efectiva en situaciones de emergencia.
### La Toxicidad de la Comunicación en Tiempos de Crisis
La toxicidad en la comunicación durante crisis se ha intensificado con el auge de las redes sociales, donde la inmediatez y la falta de contexto pueden llevar a malentendidos y ataques injustificados. Tanto Simón como Barcones han señalado que, en lugar de centrarse en la información objetiva que deben transmitir, se ven obligados a lidiar con ataques que no tienen relación con su trabajo. Esta situación no solo afecta su salud mental, sino que también puede tener repercusiones en la eficacia de la comunicación de crisis.
El caso de Simón es particularmente ilustrativo. Desde el inicio de la pandemia, ha recibido tanto elogios como críticas feroces. A pesar de su experiencia y dedicación, ha sido objeto de ataques que van desde cuestionar su apariencia hasta acusaciones de ser un portavoz político al servicio del gobierno. Este tipo de ataques no solo son dañinos a nivel personal, sino que también desvían la atención de la información crucial que necesita la población en momentos de crisis.
Barcones, por su parte, ha enfrentado acusaciones de incompetencia y ha sido objeto de insultos que buscan deslegitimar su papel como portavoz. En su defensa, ha enfatizado que su único objetivo es garantizar la seguridad de la población y que las críticas deben centrarse en la gestión de la crisis, no en ataques personales. Esta distorsión de la crítica constructiva en ataques personales es un fenómeno preocupante que puede tener un efecto paralizante en la comunicación de crisis.
### El Impacto del Acoso en la Salud Mental de los Portavoces
El acoso y la presión a los que se enfrentan los portavoces de emergencias no solo afectan su desempeño profesional, sino que también tienen un impacto significativo en su salud mental. Fernando Simón ha admitido que, aunque intenta no dejarse afectar por las críticas, hay momentos en los que el acoso se vuelve abrumador. La presión constante de ser el blanco de ataques puede llevar a la ansiedad y al agotamiento emocional, lo que a su vez puede afectar su capacidad para comunicar de manera efectiva en situaciones críticas.
Virginia Barcones ha compartido experiencias similares, señalando que el ruido generado por las críticas puede dificultar la transmisión de información clara y objetiva. La confusión resultante puede poner en riesgo la seguridad de la población, ya que la información vital puede no llegar de manera efectiva a quienes la necesitan. Este ciclo de acoso y desinformación no solo perjudica a los portavoces, sino que también puede tener consecuencias graves para la gestión de emergencias en general.
La necesidad de un cambio en la narrativa en torno a la comunicación de crisis es evidente. Es fundamental que la sociedad reconozca la importancia de los portavoces de emergencias y su labor en momentos de crisis. La crítica constructiva es esencial para mejorar la gestión de emergencias, pero debe hacerse de manera que no comprometa la salud mental y el bienestar de quienes están al frente de la comunicación. Fomentar un ambiente de respeto y apoyo hacia estos profesionales es crucial para garantizar que puedan desempeñar su labor de manera efectiva y sin temor a represalias personales.