El huracán Melissa ha dejado una estela de destrucción en su paso por el Caribe, tocando tierra en Jamaica y Cuba con vientos devastadores que han alcanzado hasta 300 km/h. Este fenómeno meteorológico, catalogado como el más potente registrado en el Atlántico, ha obligado a las autoridades a tomar medidas drásticas para proteger a la población. Con más de 735.000 evacuados en Cuba y un saldo trágico de diez muertes en varios países, la situación es crítica y se prevé que el impacto de Melissa continúe sintiéndose en los próximos días.
### Impacto en Jamaica y la Declaración de Zona Catastrófica
El huracán Melissa tocó tierra cerca de la ciudad de New Hope, en Jamaica, donde sus vientos sostenidos causaron estragos en la infraestructura del país. El primer ministro, Andrew Holness, ha declarado a Jamaica como “zona catastrófica” debido a los daños significativos en hospitales, viviendas y propiedades comerciales. Las imágenes que han circulado muestran calles inundadas y edificios destruidos, lo que refleja la magnitud de la devastación.
Las autoridades locales han advertido sobre el peligro que representan los cocodrilos que, debido a las inundaciones, pueden haber sido desplazados de su hábitat natural. Este tipo de advertencias son comunes en situaciones de huracanes, donde la seguridad de la población se convierte en una prioridad. La respuesta del gobierno ha sido rápida, pero los informes iniciales sugieren que el daño es considerable y que la recuperación tomará tiempo.
Desde que se tienen registros de huracanes en el Atlántico, solo dos tormentas han alcanzado la misma intensidad que Melissa al tocar tierra. El huracán Dorian en 2019 y el huracán del Día del Trabajo en 1935 son ejemplos de la devastación que estos fenómenos pueden causar. En el caso de Dorian, se reportaron miles de casas destruidas y un número significativo de muertes, lo que pone en perspectiva la gravedad de la situación actual.
### Preparativos y Respuesta en Cuba
Mientras el huracán se dirigía hacia Cuba, las autoridades cubanas no escatimaron esfuerzos en la preparación para el impacto. Se declaró el “estado de alarma” en seis provincias: Granma, Las Tunas, Camagüey, Santiago de Cuba y Guantánamo. La evacuación de más de 650.000 personas se llevó a cabo, y se instó a la población a asegurar sus hogares y abastecerse de víveres.
Las clases y actividades laborales no esenciales fueron suspendidas, y se pronosticaba que el huracán podría traer hasta un metro de lluvia, lo que podría resultar en inundaciones repentinas y deslizamientos de tierra. Las autoridades en Haití y la República Dominicana también tomaron medidas preventivas, cerrando escuelas y comercios en preparación para el impacto de la tormenta.
El Centro Nacional de Huracanes (NHC) de Estados Unidos ha estado monitoreando de cerca la trayectoria de Melissa, advirtiendo que se espera que el huracán mantenga su fuerza a medida que se desplace por Cuba y se acerque a las Bahamas y Bermudas. La situación es crítica, y las autoridades están en alerta máxima para mitigar el impacto del huracán en la población.
La historia de huracanes en el Caribe está marcada por la devastación y la pérdida de vidas. Con el paso de Melissa, se teme que se repitan los trágicos eventos del pasado. La comunidad internacional observa con preocupación, y se espera que la ayuda humanitaria sea necesaria en las próximas semanas para apoyar a las víctimas de este desastre natural.
El huracán Melissa no solo es un recordatorio de la fuerza de la naturaleza, sino también de la importancia de la preparación y la respuesta ante desastres. A medida que la tormenta continúa su trayectoria, la atención se centra en la seguridad de las personas afectadas y en la recuperación de las comunidades devastadas.
