La avenida Sánchez-Prado, un lugar cotidiano para los habitantes de Ceuta, esconde bajo su superficie un rico legado histórico que abarca diversas civilizaciones. Este espacio, conocido por los arqueólogos como la parcela siete, ha sido objeto de excavaciones que han revelado vestigios de épocas romana, tardo-antigua y medieval, entre otras. A pesar de que la mayoría de los hallazgos son poco conocidos por el público, su importancia es indiscutible, ya que cuentan la historia de los antepasados que habitaron esta ciudad.
### Antecedentes Históricos de la Excavación
Antes de que comenzaran las campañas de excavación en 2018, ya existían indicios de la presencia de restos arqueológicos en la zona. La intervención más significativa tuvo lugar entre las décadas de 1980 y 1990, cuando se exhumó un templo del Bajo Imperio. Sin embargo, el primer descubrimiento relevante se remonta a 1964, cuando se encontró un sarcófago romano de mármol que data del periodo de gobernanza de Galieno. Años antes, en 1917, el arqueólogo Ramos había documentado vestigios de un hospicio, monasterio e iglesia de los Dominicos, que incluían elementos de terracota, maderas labradas, monedas y restos humanos. Uno de los hallazgos más impactantes fue el cráneo de una mujer, que se encontraba en un estado de conservación notable, lo que sugiere que pudo haber sido una mártir o una hereje condenada a un cruel destino.
Las excavaciones recientes han permitido a los arqueólogos obtener una visión más clara de la historia de la zona. Desde 2018, se han llevado a cabo cuatro campañas de excavación de gran envergadura, además de una quinta en las cercanías del Edificio Canarias. Estas intervenciones han revelado una variedad de elementos cerámicos que datan de la etapa portuguesa, islámica y tardo-antigua, así como restos óseos humanos y estructuras subterráneas.
### Hallazgos Arqueológicos y su Significado
La primera campaña de excavación, realizada entre 2018 y 2019, resultó en el descubrimiento de elementos cerámicos de diversas épocas, junto con despojos óseos humanos y partes de muros construidos con mortero de cal. Sin embargo, la parte norte del área excavada no arrojó hallazgos significativos, en gran parte debido a la destrucción causada por un aparcamiento subterráneo cercano que no contempló un estudio arqueológico previo.
La segunda campaña se centró en el sur de la parcela, donde se identificaron varios muros y vestigios de un aljibe, así como una estructura circular de piedra. Estos hallazgos indican un uso continuo del espacio a lo largo de los siglos, con evidencias de ocupación tanto portuguesa como mariní. En niveles más profundos, se descubrieron un pozo ciego y un pavimento asociado al aljibe, así como objetos de alfarería de cocina de Lisboa, lozas sevillanas e italianas, y porcelanas chinas. Estos elementos no solo aportan información sobre la vida cotidiana de los habitantes de la época, sino que también reflejan las interacciones comerciales y culturales que tuvieron lugar en la región.
Uno de los hallazgos más significativos fue el descubrimiento de dos silos, uno con material de la etapa mariní y otro con fragmentos que datan de los siglos XII y XIII. Además, se recuperaron piezas de terracota del siglo VII, que se relacionan con sepulturas vinculadas al convento de los Dominicos. La tercera campaña de excavación reveló la existencia de un edificio destinado a esta orden religiosa, que fue erigido poco después de la conquista portuguesa en 1415. Este convento, junto con otro en la Almina, se construyó sobre estructuras islámicas bajomedievales, lo que indica una continuidad en el uso del espacio a lo largo de los siglos.
Los arqueólogos encontraron numerosas inhumaciones en el patio del convento, donde las fosas del nivel inferior eran ovaladas y albergaban más de un cadáver. Entre los objetos funerarios hallados se encontraban una imagen de una virgen, un collar, un rosario de pasta vítrea negra y fragmentos de una cruz de madera. Estos elementos ofrecen una visión fascinante de las prácticas funerarias de la época y de la influencia de la religión en la vida cotidiana de los habitantes de Ceuta.
La última campaña de excavación se centró en la continuidad de los muros datados en época bajomedieval y una amplia sala rectangular, cuyo pavimento estaba horadado por substracciones rellenas con cerámicas mariníes. Los materiales cristianos del siglo XV encontrados en el lugar sugieren que las estructuras podrían datar de un periodo mariní o incluso anterior, lo que añade otra capa de complejidad a la historia de la zona.
### La Importancia del Patrimonio Arqueológico
El legado arqueológico de la avenida Sánchez-Prado no solo es un testimonio del pasado de Ceuta, sino que también representa un patrimonio cultural que debe ser preservado y valorado. Las excavaciones han permitido a los investigadores comprender mejor la historia de la ciudad y su evolución a lo largo de los siglos. Cada hallazgo aporta información valiosa sobre las civilizaciones que habitaron la región, sus costumbres, creencias y formas de vida.
La preservación de este patrimonio es esencial no solo para la comunidad local, sino también para la historia colectiva de la humanidad. La arqueología nos ofrece una ventana al pasado, permitiéndonos aprender de las experiencias de aquellos que nos precedieron. A medida que se continúan realizando excavaciones y se descubren nuevos hallazgos, es fundamental que se implementen medidas adecuadas para proteger y conservar estos sitios, garantizando que las futuras generaciones puedan también apreciar y aprender de este legado.
En resumen, la avenida Sánchez-Prado es un lugar donde la historia cobra vida a través de los vestigios de civilizaciones pasadas. La labor de los arqueólogos y la importancia de preservar este patrimonio son cruciales para mantener viva la memoria de los antepasados que habitaron Ceuta y para comprender mejor nuestra propia historia.
